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Patricio Manns en Vuelan las Plumas


AUN ME AFERRO A LAS UTOPIAS

Miércoles 7 de abril de 2004


 

El escritor y legendario cantautor confesó a los conductores de Vuelan las Plumas, Vivian Lavín y Mario Valdovinos, que sigue creyendo en las utopías, marcado por el entorno que vivió en su infancia, y donde su madre, una educadora, rescataba de la miseria a familias completas. "Allí me sensibilicé políticamente y eso se refleja en mis canciones y en mi literatura", dijo.

Patricio Manns habló de su última novela "La vida privada de Emile Dubois" y de los premios y reconocimientos que ha ganado a través del mundo.

Patricio Manns no abjura de las utopías. Al contrario, "me aferro a las utopías", dice, contando que sus padres eran radicales "pedroaguirrecerdistas" y que él creció acompañando a su madre a recatar niños en esas numerosas y pobres familias del sur. La veía haciendo su tarea de maestra y de filántropa, llevado el pan para los que más lo necesitaban. "Así me sensibilicé políticamente", señala, agregando que estas experiencias de la infancia lo acompañarán durante toda la vida, reflejándose en sus canciones y en su literatura. "Tenía que haber nacido allí para hacer lo que hago".

Pero en su familia no sólo se impregnó de las inquietudes sociales. También se abrió su mente y su corazón al mundo de la literatura. "Vivíamos en unas cordilleras, en Nahuelbuta, y había una biblioteca bien importante en la casa. Mi madre viajaba mucho por su trabajo, ya que era educadora de niños en situación irregular, y afuera compraba libros", cuenta. En esa época muchas revistas y diarios publicaban poemas y su madre coleccionaba estos poemas y allí podían leer los versos de los grandes vates de todo el orbe: Amado Nervo, Mallarmé, Rimbaud.

No tenían televisión y la lectura era el pasatiempo de esas largas y frías noches sureñas. Con tanto libro aprendió a leer solo -ya ni se acuerda cómo fue- y desde ese momento no paró nunca más.
Manns dice que el exilio lo enriqueció con una lengua nueva -pudo leer a Rimbaud en francés, por ejemplo- y visitó las mejores bibliotecas. Y pudo descubrir, también, la universalidad de su propia obra. En el Museo Pompidou están todos sus libros y discos. "No sé cómo los tienen", dice entre asombrado y orgulloso. También le han contado que en la biblioteca del Congreso, en Estados Unidos, están todos sus libros y discos muy bien catalogados.

La veta musical también le viene a Manns desde la familia. Su padre -un ingeniero agrónomo- era aficionado al jazz y a su madre le encantaba tocar música clásica. "Ellos invertían sus ahorros en pianos y los dos interpretaban en ellos sus piezas favoritas, mi mamá con lo docto y mi papá siguiéndola con el jazz", recuerda.

Tal es la influencia de esta formación que ahora está componiendo en piano -un teclado que le regaló su esposa Alejandra- aún sin haber estudiado nunca este instrumento.

Instinto y creación

A pesar que la intuición y el instinto son fundamentales en su creación, Patricio Manns dice que planifica muy bien cada una de sus obras. Le gusta investigar, revisar, leer, y también viajar a los lugares donde se desarrollará la obra que está trabajando. Se obsesiona, como le ocurrió con El desorden en un cuerno de niebla, que trata de la vida de dos hombres en el Faro Evangelistas, y cuya historia y anécdotas convivieron con él durante catorce años.

"Para ser escritor hay que tener buena salud, decía Droguett, y además una porfía, impresionante, porque nadie te obliga, tú te levantas a medianoche porque se te ocurrió una cosa y la dejas plasmada en la computadora..."

Dice que es indisciplinado para trabajar, pero tiene una memoria "muy receptiva", lo que le permite "guardar material a la primera audición, es tal la obsesión que los capítulos los guardas completos en la mente".

Sobre sus influencias literarias cuenta que descubrir el Ulises, de James Joyce -libro que vió en manos del actor Montgomery Cliftt en una película y que pidió en la Biblioteca de la Universidad de Concepción- le produjo un verdadero trastorno. Tal como se lo había anunciado la sorprendida bibliotecaria, quien le advirtió: "El libro es terrible, usted va abrir una página y va a ser una persona y cuando la cierre será otra persona, le va a cambiar el mundo".

Y de hecho fue así, dice Manns. "Es el gran profesor que tengo, porque cada capítulo es una técnica literaria diferente; ahí aprendí a comprender lo que es un estilo literario y busqué el mío", explica. Después siguió indagando sobre el autor e incluso se fue a Irlanda y siguió el camino de Leopold, uno de los personajes del libro.

Emile Dubois

La vida privada de Emile Dubois, la última novela de Patricio Manns, editada por Alfaguara, siguió también el largo camino de la búsqueda y la obsesión. "Por hábito, cada vez que planifico una novela primero investigo. Cuando escribí El corazón a contraluz, me basé en las experiencias que viví en Tierra del Fuego, yo sabía exactamente en los lugares en que podía situar la acción, sus nombres; me ayudé incluso de cartas geográficas", cuenta.

En el caso de Emile Dubois, también conoce exactamente el entorno geográfico. Este conocimiento es el que le impidió cometer el error de "hacer almorzar a Dubois en el bote salvavidas", cuenta, ya que su investigación le permitió saber que el terremoto de 1906 fue el que hizo avanzar el mar en Valparaíso, ganando 300 o 400 metros.

El Emilio Dubois de Manns cambia la perspectiva de este personaje, el que ya fue tratado por Carlos Droguett en Todas esas muertes. Manns dice que "podría ser una novela negra, del género policial, pero yo invertí la circunstancias de este tipo de novelas, pues aquí el lector es cómplice del asesino, solidariza con él y busca al inspector que lo anda buscando".

Dubois es una especie de verdugo de los usureros y se había posesionado de su trabajo de "higiene social, dando la muerte, pero también la vida".

Manns es un escritor más conocido y premiado fuera de Chile. Como es el caso de la novela El corazón a contraluz, seleccionada como una de las tres mejores novelas -de un universo de 200 títulos- publicadas en Francia. Por ello recibió el premio Rhone Alpes, junto a un inglés y a un francés.

Esta premiada novela será filmada dentro de poco y el autor dice que defenderá a muerte el título, que algunos han cambiado en las traducciones.

El cine no es algo ajeno a Manns, quien también escribió junto a Pablo Neruda el guión de la única novela del poeta -"El habitante y su esperanza"- que el vate quería bautizar como "Los amantes de Cantalao". Una historia , cuenta Manns, que Neruda concibió cuando estuvo en Chiloé en la casa de Rubén Azócar.

Manns terminó refiriéndose a la permanencia de sus inquietudes sociales y políticas, que se traducen en toda su obra, y como ejemplo puso al Memorial de Bonampak, el libro editado en Chile por Cuarto Propio y que visualizó como un gran poemario sobre la crisis de Chiapas, que se desarrolló mientras él visitaba México. Cuenta que la segunda edición apareció en España, hace poco, y llegará pronto también pronto a Chile.

Al finalizar el escritor recibió un vino 35 Sur, por gentileza de CCU, empresa auspiciadora del Programa y se dieron a conocer los cinco ganadores de los libros de Patricio Manns.

Nuestro próximo invitado, el miércoles 14 de abril: El escritor Hernán Neira.

Stgo., 8 de abril de 2002

 

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Vuelan las Plumas: Patricio Manns: "Aún me aferro a las utopias",
miércoles 7 de abril de 2004.