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José Bengoa en Vuelan las Plumas de Radio Universidad de Chile:


LA CULTURA DE LA HOMOGENEIDAD
.................................. HA MARGINADO A LOS INDIGENAS


Miércoles 17 de marzo de 2004.

 


 

Para el historiador y antropólogo José Bengoa la voluntad de constituir el Estado chileno, en el siglo XIX, privilegió una sociedad de un solo pueblo, marginando del proceso al conjunto de las culturas que había en el territorio, entre ellas, a la mapuche.
Dice que si no partimos por un reconocimiento de nuestro pasado y de nuestra historia, dejando de lado el racismo larvado y la intolerancia -de la que no se salvan ni nuestros más insignes literatos- será muy difícil aceptar la diversidad y solucionar los problemas que tenemos en el presente.

José Bengoa no se conformó con los discursos sacralizados que pululan por las páginas de nuestra historia, y descubrió que estudiando las fuentes con la cabeza despejada se pueden borrar de unas cuantas plumadas los mitos y derribar los estereotipos. Como aquellos que aluden con porfía a la "pobreza" cultural y a la falta de organización del pueblo mapuche. O también los que señalan que este pueblo habría venido del otro lado de la Cordillera, de la corriente tupi-guaraní.

La lengua original es- dijo a los conductores Vivian Lavín y Mario Valdovinos- ya una riqueza. Lo que constituye a un pueblo es básicamente un territorio, una geografía y una cultura, aspectos que se expresan en el lenguaje. Nacida en la relación del hombre con la geografía vernácula, el mapudungún es una lengua riquísima y aún muy viva. Que alude a todas las variedades del entorno y la naturaleza en la que se desarrolló. Por ejemplo, señala, para la palabra lluvia existen muchísimas expresiones y lo mismo para otros aspectos o situaciones de la vida diaria.

El Abate Molina, señala, aludió a este aspecto, cuando dijo que "es una lengua tan rica, que probablemente la sociedad que la creó era una sociedad extremadamente rica, también".

Pero en el siglo XIX, la voluntad de construir el Estado chileno condujo a una mirada unitarista muy fuerte y a un menosprecio o mirada marginal al conjunto de culturas que había en Chile. Este elemento fue tomado por los historiadores de la época quienes, imbuidos del evolucionismo, vieron en los indígenas sólo parte de un pasado remoto. Se reconocía que el pueblo mapuche era valiente, pero esa valentía provenía de la barbarie. Esto hacía necesario terminar con ellos, primero con políticas agresivas, como la llamada "pacificación de la Araucanía" y luego con políticas más blandas, que incluían la integración forzosa.

Bengoa está decidido a desmitificar todos estos "asertos". Luego de analizar fuentes españolas, crónicas, lenguaje, mitología, dice que no puede más que concluir que ésta es una mirada equivocada. La hipótesis central de su último libro es que se había constituido en el sur de Chile una sociedad muy equilibrada, bastante organizada, muy rica, que no tenía Estado, porque había establecido, agrega, lo que él llama la "cultura de la cortesía", un conjunto de relaciones entre los grupos familiares, matrimoniales, de comercio, de los lugares, de la forma de hacer justicia.
Dice que a veces se quiere ver lo que se desea ver y eso les ha pasado a la mayoría de los historiadores.

Para el mito de la "pobreza" material y la falta de grandes construcciones Bengoa también tiene una contundente refutación. "Aquí se trataba de una cultura de la madera y no de la piedra, y lo aprendí mirando otras culturas de este tipo, como la nórdica, donde no hay grandes pirámides".

Dice que si se lee con cuidado uno puede saber que los mapuches tuvieron construcciones gigantescas, donde había especies de trapecios, donde colgaban grandes cuerdas, por las que bajaba y subía gente. Es cierto que de eso no quedó nada, pero es por las características de la madera, un material efímero, que no permanece en el tiempo.

Agrega que hay descripciones de los españoles, quienes describen casas gigantescas, de muchas puertas, y no "rancherías" ni rucas escuálidas.

Neruda, Teillier y los mapuches

La relación de la sociedad chilena con los mapuches- dice Bengoa- ha sido contradictoria, variando entre la culpa y el orgullo. Pero el tema central, añade, ha sido la voluntad permanente del Estado por hacer valer la homogeneidad, es decir, de considerar que somos un solo pueblo, una sola nación y Estado.

En esa afirmación, agrega, no tiene espacio una sociedad como la indígena, aceptada sólo en los ámbitos del pasado (son los pueblos originarios) y en términos folclóricos (es de buen tono conocer de platería mapuche, por ejemplo). Pero lo que nunca se ha aceptado es la diversidad.

Fue tanta esta no aceptación desde los orígenes del Estado chileno, que Bengoa ha rastreado sus consecuencias hasta en la obra de nuestros grandes poetas, postulando la "invisibilidad". En el caso de Neruda, por ejemplo, señala que aunque el vate veraneaba en Puerto Saavedra y ni en Los Cuadernos de Temuco ni en Veinte poemas de amor se hace alusión a los indígenas. Estos aparecen sólo cuando viaja a México y se contacta con el mundo intelectual, muy traspasado por el indigenismo. Después, en el Canto General aparecerá indoamérica, Machu Pichu, Lautaro. En Confieso que he vivido hasta recuerda los "apellidos olorosos" de sus compañeros, su fragancia a bosques. Lo mismo pasa, dice, con el gran Jorge Teillier, proveniente de Lautaro, que tampoco introduce al indígena, hasta después de viajar a Perú.

Bengoa dice que esto es sintomático de lo que ha pasado con las sociedad chilena. Pero, afortunadamente, dice, hay cambios, hay más sensibilidad frente al tema.

Dice que si no partimos por un reconocimiento de lo que ha sido nuestra historia, es difícil que podamos solucionar la "cuestión indígena". Hoy día la diversidad es un tema vigente en el mundo y ya no es posible seguir funcionando en el carril de la homogeneidad.

Por eso Bengoa es partidario de sacarse los antifaces que tapan la mirada. El proceso de desmitificación es sano, enfatiza, "es sano que no nos llenemos de historias falsas, que la historia que nos contemos a nosotros mismos tenga algo de verdad y esté a tono con los tiempos".

Al finalizar el programa José Bengoa recibió de regalo un vino 35 Sur, por gentileza de CCU. También autografió uno de sus libros para el auditor ganador del concurso realizado durante el programa y se entregaron libros de otros autores por gentileza de las editoriales Catalonia, Lom y Ril Editores.

 

 

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La cultura de la homogeneidad ha marginado a los indígenas.
Miércoles 17 de marzo de 2004.