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Más allá del mar y sus representaciones sobre
El Frontón
de Willy Gómez Migliaro

Por Lic. Consuelo Núñez

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Introducción

En El Frontón (Grupo Editorial Arteidea, 2025) del poeta Willy Gómez Migliaro, encontramos una necesaria mirada periférica al estado del arte como de las puestas en escena: hay una clara intencionalidad de introducir al lector, cual turista desavisado, mediante una convención entre la mirada propia de un turista informado y profesional, que ‘pasea por’, ‘revisa para’, pero no se involucra emocionalmente (Ver citas de pág. 9 a la 11). Y acompaña esta visión una y otra voz que, cada tanto, disiente o consiente, según se pronuncia y vamos avanzando en la lectura.

Esta separación o aparente bifurcación sostiene lo que, en adelante, serán percibidas como oposiciones en tránsito. Dado que el recorrido del lector no es el mismo que el del turista que revisa. Esto obedece en el texto a una cuestión formal, en razón de plantear un estilo.  Por un lado, el poeta con la visión documentada del turista quiere alcanzar a los lectores el apercibimiento de una realidad poética no distinta, o entretejida, con una visión subjetiva de la realidad histórica. Por tanto, hallamos en contraposición un amplio escenario, a través de una mirada que aproxima, una mirada entendida, diríase fría, o desencantada, de una isla, del mar, de la playa, una serie de objetos y voces prestadas de actantes, supuestos. Estos elementos señalan o contaminan toda la lectura, en provecho del paseo por ese universo poético y sus imágenes, cual márgenes, en un despliegue constantemente revisitado o visto en contraposición discursiva, cuando no, frontalmente mostrada en distintos planos.

Cito de la página 13:

«Las fotos quedan atrás como mar quebrado»

Visto así, a distancia del paso del visitante, vamos a ir atendiendo la propuesta estética del poeta Willy Gómez Migliaro, es preciso, además, anteponernos al recorrido con un acercamiento a la plástica cinematográfica, a través de una ágil mezcla aleatoria de citas anónimas, a la manera de un recurso fílmico como quien reúne diapositivas, u otros registros similares que traen ecos de la memoria, vista aquí como una categoría historiográfica.

División de los planos:

Un repaso en la lectura nos permite advertir una secuencia que es reconocida en la primera página (Pág. 9) y al inicio del segundo capítulo (Pág.15). Si bien esta mirada apunta a una comprensión global, o en ejercicio de alta entropía nos permite apreciar un plano que se aleja del espacio físico para adentrarnos en un espacio, o más en un estado de la mente.

Hay un contraste que opera de inmediato en atención del lector, es la oposición de elementos átonos y con sonido. Cito:

«Se mueven entre las rocas
Niebla y espesor deseante
(…)

Las cortinas de humo ante un golpe de agua» (Pág. 9)

Entonces el lector activo consiente con este desajuste con que el poeta trastoca la realidad objetiva del turista y lo conecta, cuando capta lo irracional que se desprende de estos versos, nos hace ver o preguntar por una realidad más allá o consciente del dolor que conlleva esta constatación:

«El deseo de tapar
o extender la mano parece cerrarse.
El pescador artesano habla agua. (…)
entra niebla del mar hacia nosotros
Espeja el mar.»  (Pág. 15)


I.

Campo visual y objetos discursivos.

El refrescamiento o plasmar una imagen al fresco. Tanto en lenguaje poético como alternando con una narrativa apoyada en imágenes recopiladas de una historia recontada. Vamos a encontrarnos con una mirada recurrente:

Ejemplo 1:

«Así suave sea alza el mar.  (…) »
.. . . . . . . .. . . «la isla escrita (…)
nuestra ruina» (Pág. 10)

. . . .. «Las corrientes acechan actos de formación (…) (Pág.11)

«Allí los coralinos y arrecifes (…)»

Podemos identificar una primera figura de oposición y luego siguen descripciones del lugar, en anticipación, de una mirada en ambos sentidos, el poético y el historiográfico:

Ejemplo 2:

. . . . . «Conos volcánicos y
. . . . . sumersión de la forma.

. . . . . Un atolón «de objetos planos»
. . . . . de formación en la visión
. . . . . inundándose en una política de cierres.

. . . . . Eso de allá -dicen
era montículo de seres sin nombre.

«Viene ese pedazo de tierra en su origen de futuro.

Un canal central de líneas de luz se abre
a las migraciones de aves. Las aguas vuelven
de un curso meándrico y anastomosado

dejan una serie de restingas y depresiones pantanosas»

. . . . . «Son complejos
lo que determina línea de diferentes tipos de vegetación» (Pág.11)

Cito del ejemplo 1 y 2:

. . . . Las corrientes acechan actos de formación/
:       de formación en la visión
. . . . . . . . . . . . :        tipos de vegetación.

El texto citado es donde muestra un primer nudo entre versos libres, pero también se observan quiebres, además. 

El poeta nos alcanza un verso que da inicio o que revela una crítica encarecida cuando escribe:«tipos de vegetación».

Ha hallado un modo para dilucidar, algo concreto u objetivo que puede consolidarse en una reflexión atenta, bien hermenéutica o, analogía entre la imagen del paseo turístico contrapuesta con la memoria historiográfica que el lector, aquí como turista, completa desde sus propios presupuestos; tanto para su propia comprensión, como para la nuestra.

El agua de mar le trae una serie de evocaciones al poeta en su recorrido cual turista:

Cito:

«Mar abierto de olas»
(…)
«Ciertas especies se obligan a adaptarse a las condiciones/
de un dinamismo depredador».

«Suena una estación
como mar brava hacia otra partida.»   (Pág. 12)

Donde nos recuenta de un «mar abierto de olas», en esta figura, el poeta está describiendo, siempre con la ayuda del agua, que discurre y se sirve también de la memoria auditiva, evocadora de los sonidos que esta agua de mar trae:

«Suena una estación»

Estamos reconociendo de manera auditiva, que nos trae a la memoria algo del pasado, un acontecimiento que ya se propaló hace tiempo y que, dentro del paseo supuesto, ya estaba anunciado, o se veía por venir, como si ese objeto u hecho aludido ya estuviera dentro del catálogo del monumento turístico, aquí supuesto, o lugar de interés público, como un memorial o panteón histórico:

«Desde nuevas galerías de arte ya se especulaban/
los registros de una historia oscura. Acaso ese/
. . . . . film desde el escape procesa/
leyendas de personajes partidos en el anhelo de/
fundar el mapa de una sociedad en andas.
Ellos fundaron alguna vez principios de rumbos». (Pág. 12,13)

Observamos en estos versos una indicación o señalamiento de un caso, de una ruta ya revisitada, ya se ha hablado antes de estos mismos registros del pasado, hallados.  Este camino está repasado, acaso signifique más que una constatación, algo validado para reflexionar. Cuando habla de film, mapa, es una mirada en retrospectiva.

Aquí el poeta, como algo propio de sí mismo o del otro, acusa una despersonalización, un desconocimiento hacia uno mismo, como a los otros:

. . . . . . . . . . . . . «Signos para nada.
. . . . . Una presencia navega.  Una ruina nos define.
Desde la conservación de olas,
. . . . . . . . . . . .. . . . .se alzan, se acercan y revientan.»
Y se pregunta a continuación:
. . . . . . . . . . . ..«¿Quién habitará ese cuerpo allá?»  (Pág. 13)

Nos permite ensayar una mirada hacia el entretejido, una parte deshilada, como quien se asoma a mirar una parte, o, a ver por partes, o cuestiones sueltas, ya discutidas.  En este verso que sigue solo es un turista que está reconociendo algo sabido, algo antes visto pero por referencias previas, distintas. El poeta nos inquiere, o abre con una incógnita a este previsto del paseo en sí, sin dejar puesta su atención, o dejar nuestra atención dispersa; sino, más bien concentrada en el objetivo que es continuar en la lectura de esta muestra en clave historiográfica. Podríamos colegir aquí que nos está introduciendo a una visión completa de unos restos, presentes, pero sin personería física y luego señala hacia entidades que, en apariencia, podrían conversar:

«Ellos dejaron una entrega de revueltas.
. . . . . . . . . .. .«El mar parece abrir una esperanza.
Nadie habla de un genocidio»

«Termina nuestro paseo de turistas»
«Las fotos quedan atrás como mar quebrado»

«Pensamos en hoteles y casinos.
. . . . . . . . . .. . . . . .. .u otras construcciones
desde el estado moderno de la destrucción»

Habitaciones de «caca y huesos decadentes» (Pág. 13)

Después de esta revisión inicial, a manera de paseo, el recorrido continúa.

Hemos cubierto una primera parte de la lectura de versos de El Frontón y hemos llegado al primer verso citado en este análisis. Hemos apreciado la apariencia poética de las «fotos de un mar quebrado» Estos registros a los que alude no están exentos de luz recreada. A pesar de que revisa a profundidad.

Para escribir este texto tiene que haber previsto con un enfoque distinto, de manera que, el poeta puede revisitar estos momentos o estos espacios para aproximarnos a esta visión propia, como ajena y al mismo tiempo entregarnos en un encarecido lenguaje poético, en estas miradas puestas de lleno sobre estos objetos que se mueven al compás de sus avances y se iluminan al registro grabado de su mirada en nuestro propio recorrido lector.

II. 

«Esta es una construcción. Olvidamos algo» (Pág. 16)

En este segundo capítulo, continúa el paseo del turista, el poeta confirma lo que con el texto se pretende, es un levantamiento de un edificio, algo para dejar como memoria o recordatorio.

El poeta habla con el mar, lo inquiere en su conformación, de espaldas al requerimiento de un lenguaje en comunión con los ecos que trae. Esa conversación que le trae el mar forman una trenza, a manera de la famosa cremallera tan socorrida desde el análisis semiótico. Expresión marina que el propio mar produce y con la que el poeta le alcanza, como registro, del efecto de los daños o pérdidas:

«A cada nacimiento otra memoria.
Así el país de agua» (Pág. 18)

Inicia el lector una mirada esta vez sobre un quebradero de voces o ecos lejanos, así inicia la fragmentación o muestra un desmoronamiento:

«país de agua» (Pág. 19)

Cuestiona una masa o cuerpo que ya no es posible de reconocer.  Y este menoscabo entre un lenguaje que inquiere y otro que no llega por completo al mirar, o mirarnos en esa memoria, es hallada brutal y desencantadora:

«una ola alta frente a toda constitución»

«Un don de ti mismo
que descubres se anticipa en el proceso,
y las formas de organización
. . . . . . deben cerrar otro poder
de la historia de los sobrevivientes
en la contención de una sola ola.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . originaria» (Pág. 20)

Al cierre observamos una opinión formulada, ya no como turista, esta se inscribe a manera de una anotación, pero confronta o está impelida con carácter obligatorio.  Nuevamente hace referencia a una memoria histórica y arenga o la connota, por ello conecta con un llamado de los pueblos y su memoria, ancestral y jurídica.


III.

En otro capítulo inicia:

Ejemplo 3.

«AL ABRIRSE EL MAR envuelve
olas frente a la costa
otros cuerpos
. . . . . . . . . . . . . nos representan» (Pág. 21)

El mar es, en este texto poético, una representación metafórica del Estado que se comunica con un aparato interlocutor y este mismo mar, a ratos, se encrespa.

«El mar alimenta su casa. Para sí sus olas».  (Pág. 24)

Continúa en diálogo de muchas voces que llegan a abrumar, casi ensordece, porque señala imposiciones, donde los movimientos terminantes inician otros, beligerantes. Al mismo tiempo nos suministra belleza con elementos de construcción simbólica. Sin menoscabo de ello, está también una intencionalidad de hallar en el lenguaje una concertación, a pesar de que el lenguaje comienza a fragmentarse en el texto:

«Las fuerzas especiales salvan de ese movimiento
envolvente
de saber escuchar el mar o cierta historia de nadie»
«Si no sabes dónde estás, nace un desclasado»
«Esa es la canción moderna» (Pág. 27)


IV.

Acá ya se anuncia, una oposición:

Ejemplo 4.

«De muerte y rodeo avanza una lengua y confunde
de seguir con el nombre
de mar Pacífico en sus ejes» (Pág. 32)

«No hubo fondo de esperanza en una construcción/ (…) /
Justificar la locura.  Nadie habla de un genocidio.
La memoria ata un afecto pertinente de búsqueda

En el mar quedó un objeto de derrumbe» (Pág.33)

El turista revisa imágenes cortadas, a manera de repaso rápido, como microfilminas, sigue la historia que registran estas diapositivas. Reconoce el Poeta que la exposición a la que atiende el turista no se condice con lo que el mar responde a sus inquisiciones.

«Mar de las brazadas imposibles
ante las olas, por decir, agua que limpia la sangre» (Pág. 37)
«Ellos son los inclasificables (Pág. 38)

El poeta otorga una solemne y dolorida memoria, recién construida, que no es, del todo, bien vista.


V.

Del capítulo que sigue y que comienza con referencias histórico culturales:

Ejemplo 5:

«LOS SERES MITOLÓGICOS disfrazaban
. . . . . . . . horizontes del mar allá.
(…)
Ellos y el deseo del poder/
y las creencias de la transformación occidental/
hasta hundir templos imaginarios»
(…)
«El espíritu del lenguaje
. . . . . . . distinguía la propiedad de la idea sin lengua».

«algo como demonios
o ángeles precolombinos» (Pág. 41)

En esta revisión de imágenes el turista ya nos aproxima su mirada no solo a las diapositivas, sino también nos acerca su punto de vista más crítico, cuando cuestiona las imágenes respecto a la sociedad occidentalizada, en el sentido de que esta memoria sería insostenible sino hubiera un concepto de civilización con el cual elaborar un gesto de memoria colectiva pero también conectada a nuestra cultura milenaria.

Ejemplo 6.

«Mar de los cadáveres de la isla del séptimo día
de los creyentes según rezo»
(…)
«La sobrevivencia se abría a otras ventanas de realidad» (pág. 42)

No parece un diálogo, más bien las frases se acortan o se contradicen. Como cuando nadie se pone de acuerdo. Pero el diálogo no se hunde, se encripta.

«Mar pacífico / del seguimiento de unos buzos» (…)
«No habrá veneración de la ruina.

«Ante el film y las fotografías en la orilla
vimos nombres
hundiéndose en humo. Si te acercabas» (Pág. 45)

No está significando aquí un mar pacífico, es más una ironía.

Se refiere a un silencio instalado, aprovechado para la narrativa, opera una mirada ya no de turista. Recoge un punto de vista que conecta con una mirada de testigo ocular.


VI.

«EL PROBLEMA DE LLEVAR cajones
sobre agua que distanciaba otra palabra de agua». (Pág. 47)

En este nuevo ejemplo ya no es ni se trata tan solo una visita desinteresada, nos entrega una mirada más fría y vinculante.

Nos apercibimos de que ya no es solamente una mirada por encima de los registros:

El visitante o turista ya ha iniciado un revisionismo con cierto interés de hallar o ubicarse en su propio lenguaje, no solo a sí mismo sino, también a los demás, se dirige a un nosotros, como otros. Intenta una identificación en una mirada al barrido.

Aquí propone que leamos o mejor, veamos este recorrido fílmico que atraviesa esta lectura:

Ejemplo 7

«Les prestaron sortijas
Una pestaña salta hacia la cámara.  Era la prueba (Pág. 52)
(…)

«El costo de la carne.
Nadie entiende, todavía, eso de ser irreconocido.
Prestaban el brazo fuera.
Nadie entiende, todavía, eso de ser borroso.
Cuestión de armar. Un pedazo»
(…)
Rezo de la unión en el mar y llevaban estatuas. (Pág. 53)

Aquí se podría también dar cuenta de las figuraciones en la fragmentación. El turista ha accedido a una serie y la recoge para memoria colectiva y a la vez propia. El lenguaje usado comienza a fragmentarse una vez más. Cayendo en esos hoyos señalados:

«La construcción de un lugar
es el hueco por donde buscaron salvación» (Pág. 54)

Siguen versos que, a modo de rezo, se empinan como una placa conmemorativa. Y estas oraciones suenan con la monotonía de jaculatorias, son además convocantes para quien las lee o las escucha, porque incluye al turista, al poeta y al lector. Acaso hay aquí un eco de salmodias católicas y aparecen en el horizonte las voces de una iglesia evangélica, siempre en busca de algo concreto que ya no es posible ver:

«Y nadie ha visto una resurrección» (Pág. 55)


VII.

«SONIDOS DE AGUA DULCE en el mar Pacífico
y se presenta una isla que
mueve otro cuerpo de mareas.  Sonidos
en el agua profunda

                                     excitan la memoria» (Pág. 57)

Apreciamos a continuación una serie de menciones alusivas. Notemos que cuando el poeta habla en sus versos de oleajes o de oleada está dando una opinión. Entonces, ya no es solo un turista. 

Podríamos considerar un relieve en el terreno observado. Nos situamos ante un ente que está reconociéndose en un cuerpo, pero no un cuerpo físico sino, en uno poético.

Y al mismo tiempo ya no está pronunciando solo una voz, o su voz propia, sino recoge voces de un colectivo. Y la confronta de nuevo, siempre en oposición:

Ejemplo 8

      «Sonido del mar de los jureles arriba de la oleada»
      Mar de los delfines grises
y la caballa
      en las rocas el pejeperro
más acá de lanchas oleaje a la pesca
merluzas
bacaladillas
anchovetas

            todos al fondo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . deslizantes.» (Pág. 57)

«Atrás la isla desde la vista de turistas
Y de otra vida abajo»

Se reafirma y confirmamos esta construcción en lenguaje poético, pero desde una mirada acaso disruptiva:

Ejemplo 9

“Quién huye y se trae otro tiempo?
¿Quién diseña ese cajón?
Quien teje mallas
Desteje un pasado –dice el pescador» (Pág. 58)

El lector cual visitante o testigo se ha encontrado así mismo, como a aquellos otros.

«Atrás la isla desde la vista de turistas
Y de otra vida abajo»

El poeta ha dado con las voces y ha logrado identificarlos y los señala como en una reseña con nostalgia del pasado, entrega un lenguaje dirigido al tiempo futuro. Acaso es una prevención con inquietud de guarda museística.

Y luego nos advierte de su esforzado recorrido:

«Retorno a la creatura y
. . . . . . . . . . . . . . . sumar esperanzas de otro lenguaje» (Pág. 64)

Constatamos una especie de pre-cierre en versos donde estos seres que no se veían con claridad, ahora sí el lector puede verlos en concreción de un lenguaje, dotados de significación, nos anticipamos a un posible epílogo.

Ejemplo 10

«Sentados todos desde arriba de la cámara
el ejercicio de una brazada.  Llámalo
contrarios de la inmovilidad o estrategia.
. . . . . Llámalo si el primer trabajo es buscar grasa,
tiburones
ballenas
y delfines (…)
Si has traído langostas
la lectura es langostas a la olla (…)   (Pág. 65)

Aquí ya aparecen unas respuestas a las contradicciones planteadas antes o, confirma las muchas dicciones.

La discusión no ha terminado ni se ha disipado. Mas se ha acalorado y la revisión aparentemente nostálgica, da paso a una confrontación de puntos de vista:

«como toda isla si se abre» (pág. 65)


VIII.

Luego:  En el cierre:

«O EL INCLASIFICABLE»
ya es el mismo poeta que se hace uno de los demás o, con el resto de imágenes:

Ejemplo 10

«El inclasificable salía de un cajón»

Y se reconoce, aunque esa:

«especie de bodegón y deforma
El cadáver de esperanza en mi no ver.» (Pág.67)

Reconoce aquí una especie de condición lingüística o una ausencia de comprensión, como una tara genética, o más como una constante sordina.

«olas.  Somos intratables, (…)
«tu cuerpo atraviesa el mar, son muchos
. . . . . . . . . . . . . . . al color de las aguas
apura al salvavidas
detrás de la isla
. . . . . . . . . . . . . . .el Martín pescador
. . . . . . . . . . .dirige una esperanza.»  (Pág. 68)

El poeta y el lector, como turista, ha paseado tanto en esta contrastación que, su mirada, ha llegado a un punto de quiebre. Con cierta prisa alude a un giro de lo acontecido, donde se muestra un horizonte, existe un mirador, lo ha hallado finalmente. Se ha detenido ante un importante actante, un ave a quien reconoce y nombra con nitidez, no de testigo, tan solo, sino como de cualquier pasante que se aproxime allí y con confianza puede acercarse a mirar también, con suficiente proximidad y sin intimidación, a entablar una conversación con su lenguaje propio y suficiente. Ahora este lenguaje lo enaltece, logra volar, como si tuviera las alas de esta ave, o aquí interlocutor, puede y nos permite saludar cordialmente a un pacífico vecino parlante con el mar. al que le alcanza su voz, como un posible canto, que al fin es escuchado o interpretado, en su natural elemento de lenguaje, en este arte poético. Alude a un personaje que performa, reconoce en él a un gran escucha y guardián, no del gobierno del mar, sino de las voces quebradas y que el poeta ha recogido en las costas, cual campos distintos de sus afluentes. El resaltado en la cita es nuestro.

El Frontón de Willy Gómez Migliaro despliega una poética del desplazamiento, del tránsito entre memorias fracturadas y paisajes insulares que se revelan como cuerpos cargados de historia y silencio. A través del artificio del “turista”, el poeta interpela desde la distancia crítica y el extrañamiento, pero también desde la implicación ética de quien atestigua lo que aún no ha sido del todo dicho ni reconocido. El mar, en tanto figura de lo inabarcable, se convierte aquí en archivo y alegoría de una violencia que persiste bajo la forma de ruina, de fragmento, de voz entrecortada. Este viaje, que comienza como observación y termina como inserción subjetiva, todo esto confirma que la poesía puede ser también un modo de justicia: un dispositivo de escucha, un registro incómodo, una resistencia frente al olvido. Así, El Frontón no solo es un libro que habla del mar y sus representaciones, sino una obra que nos enfrenta con aquello que aún sigue latente en nuestra memoria histórica.


 



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Más allá del mar y sus representaciones sobre "El Frontón" de Willy Gómez Migliaro.
Por Lic. Consuelo Núñez