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Raúl Zurita, nuevo Premio Nacional de Literatura


Crónica de un galardón anunciado

El discernimiento del Premio Nacional de Literatura correspondiente a este año recayó en el poeta Raúl Zurita. Como a ocurrido en años anteriores, el procedimiento ha abierto una ácida polémica que incluye a candidatos perdedores, miembros del jurado, críticos y escritores, entre otros


Claudia Mellado Ruiz

.. .. Si Pedro Aguirre Cerda y Juan Antonio Ríos estuvieran vivos -quienes idearon el Premio Nacional de Literatura en 1942 para galardonar a los escritores por la obra realizada durante toda su vida- jamás se hubieran imaginado lo que ha acontecido desde hace algunos años.
Porque no es algo nuevo. Lo fue con Neruda, Gonzalo Rojas... Hace dos años, el premio otorgado a Alfonso Calderón también fue objeto de especulaciones. Y ahora, al mismo tiempo que Raúl Zurita brindaba en el Encuentro Iberoamericano de Escritores en Colombia por su designación como Premio Nacional de Literatura 2000, en Chile, su elección no estuvo exenta de fricciones y generó más de alguna polémica.
El acusado, el propio ganador. Los cargos: adulador del gobierno, literato en desarrollo y exceso de juventud frente a los otros candidatos. La defensa: el jurado mantuvo la tradición de alternar prosa y poesía y de premiar el valioso aporte del galardonado a la renovación de la obra lírica del país. En una votación estrecha, el autor de Purgatorio obtuvo por mayoría el máximo galardón que el Estado entrega a los escritores, consistente en \\$11.833.788, por una sola vez, y en una pensión vitalicia equivalente a 20 UTM (aproximadamente $585.000) a contar de enero del 2001, además de un diploma. El jurado estuvo compuesto por el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros; Alfonso Calderón, último Premio Nacional de Literatura; Oscar Quiroz, rector de la Universidad de Playa Ancha; Miguel Arteche, Premio Nacional de Literatura 1996 y representante de la Academia Chilena de la Lengua, y la ministra de Educación, Mariana Aylwin como su presidenta.
Pero la designación causó divisiones de inmediato: uno de los jurados se negó a firmar el acta y algunos candidatos enfrentaron la situación con arduas críticas. Aunque la falta de unanimidad entre los miembros del jurado podría no ser objeto de inquietud. Lo normal es que los jurados fallen por mayoría y no por unanimidad. En esta ocasión, de la simple lectura de los postulantes se podía concluir que varios de ellos tenían méritos suficientes para llevarse el galardón...aunque no fue así.

Historia de los hechos

El día había llegado. Y aunque Zurita simuló sorpresa en Colombia, era obvio que albergara esperanzas de triunfo en un premio como éste, sobre todo si era entregado por el gobierno actual. De acuerdo a una alternancia no escrita, este año correspondía premiar a un poeta y entre los postulantes estaban además de Zurita, Efraín Barquero, Delia Domínguez, Armando Uribe, Fernando González Urízar, Rosa Cruchaga, José Miguel Ibañez Langlois y Eliana Navarro. Además, figuraban prosistas como Volodia Teitelbon, Luis Merino Reyes y Poli Délano. El jurado se reunió a las 10 de la mañana. El debate fue arduo entre sus integrantes, pues alrededor del mediodía se daría a conocer la elección. Los rectores votaron por Zurita, mientras Calderón y Arteche defendían a Delia Domínguez. La paridad debía resolverla la ministra, quien se inclinó definitivamente a favor de Zurita.
Sin embargo, las diferencias no terminaron allí. Miguel Arteche se negó a firmar el acta del jurado y se retiró antes que se abrieran oficialmente las puertas del gabinete de la Secretaria de Educación.
El veredicto fue dado a conocer por la ministra, quien afirmó que el jurado "apreció la vinculación de la obra de Zurita a la gran tradición poética nacional que ha logrado una valiosa renovación ampliamente reconocida en el país y en el extranjero". Consideró además "el reconocimiento que ha tenido su obra poética en la crítica especializada y su trabajo en talleres literarios especialmente con la juventud". En ese momento llamó telefónicamente a Bogotá para comunicarle (o confirmarle) a Zurita sobre su nuevo premio, quien expresó su alegría "por los poetas que emergen en este país y por esta poesía que es eterna y que representa el alma más profunda de Chile".
Pero Miguel Arteche quiso aclarar su retiro prematuro de la sala. Afirmó que si bien no estaba de acuerdo con el premio de Zurita, lo que le impidió firmar el acta fueron los argumentos entregados por dicha nominación. "Entre otras cosas, como explicó la señora ministra, por tratarse de un poeta digno de Dante, ser el poeta más grande de la lengua y especialmente por dirigir talleres literarios del país. Estos argumentos me llevaron a retirarme de la sala por respeto a la dignidad de la Academia Chilena de la Lengua, institución que yo representaba en el jurado".

Acto monárquico

Aunque todos quieran negarlo, millones de chilenos observaron y escucharon al autor de Poemas Militantes en la celebración del Parque Forestal, donde emocionado, recitó un poema dedicado al nuevo mandatario.
Luego de ser agregado cultural del gobierno de Aylwin en Italia y ex funcionario del Ministerio de Obras Públicas durante Frei Ruiz-Tagle, Zurita participó activamente en la campaña de Ricardo Lagos. Desde esta óptica, el reparo fundamental apunta a la cercanía pública y no desmentida del poeta al Presidente de la República.
"Parece que el recurso ahora es dedicarle un poema al Presidente", ironiza Luis Merino Reyes, eterno candidato al galardón, para quien, la designación de Zurita fue derechamente "un acto monárquico del Presidente Lagos". Frente a estas sugerentes críticas Zurita respondió al instante. "Tengo 30 años de maravillosos poemas, y no sólo un poema al Presidente". En este sentido enfatizó que toda su trayectoria, desde Purgatorio a Poemas Militantes, está absolutamente entremezclada con la historia de Chile, desde sus momentos más duros a sus momentos de felicidad y alegría. "Además, es normal que en una premiación haya gente descontenta. Yo apoyé a Lagos tal como lo hizo la mitad de Chile".
Desde la perspectiva que el autor establece, sería quizás injusto sugerir una causalidad entre estos dos acontecimientos, cuando su obra generó desde sus primeros poemas ("Manuscritos", 1975) un reconocimiento entusiasta no sólo a nivel nacional, que se confirmó en sus obras posteriores como Purgatorio en 1979, Anteparaíso en 1982 y La Vida Nueva en 1994.
No obstante, su última obra, "Poemas Militantes", no ha suscitado un reconocimiento crítico similar a sus trabajos anteriores, aunque sus partidarios aclaran que, en todo caso, el Premio Nacional de Literatura galardona una trayectoria y no los méritos de una obra concreta.
Por lo mismo y considerando el espíritu de trayectoria del galardón nacional, para Miguel Arteche, "respetando el espíritu del Premio, Raúl Zurita debió esperar".
La polémica entonces resucita la vieja relación entre poesía y poder donde no tardaron en aparecer detractores y partidarios. La duda cabe en si Zurita tiene méritos literarios suficientes y no necesita de influencias políticas para obtener un premio. "Como ocurre a menudo en las letras chilenas, hoy Zurita comienza a ser alguien cuando ya no es nada", comenta Germán Marín, en alusión al aparente declive en la producción poética del galardonado.
"Lo tenía todo organizado", especuló de inmediato Enrique Lafourcade. "Zurita ha escrito algunos buenos poemas aunque parece que está retrocediendo. Típico premio político, lo que indica que el gobierno tiene las riendas del concurso y quienes son independientes tienen poco que hacer", añadió.
Frente a este esquema, Patricio Manns afirma que "todos los premios están sujetos a especulaciones. Para mí quien lo tiene más que merecido es Volodia; pero si este año correspondía a un poeta, Raúl Zurita lo tiene de justicia. Es un poeta contundente, realmente original y superior a todos los que ejercen la poesía hoy en Chile. Por lo demás el escritor es libre de escribir lo que le guste".
En este sentido, el escritor José Luis Rosasco aclara que es importante que este premio quede entre pares. "Uno debe hablar en desmedro cuando hay razones extra literarias que operan para entregar un premio a alguien de un nivel más bajo. Y en esta oportunidad estaba Zurita, Delia Dominguez y Efraín Barquero, poetas con una jerarquía similar entre sí. Debemos alegrarnos entonces que haya recaído en un poeta meritorio de él".
Sin embargo, la eventual "politización" de los premios nacionales es, sin duda, un tema relevante, pero su solución quizás debe apuntar a reformar la composición del jurado que lo otorga.
En el ámbito literario podría resultar muy dudoso, por ejemplo, que un jurado integrado predominantemente por escritores y que por ello pudiera calificarse de "independiente", asegure la adjudicación de un premio más justo. Al contrario, cabría temer la entronización de grupos literarios que defienden cada una el interés de sus propios adeptos y no propiamente la excelencia artística.
Poli Délano, uno de los nominados para la obtención del Premio Nacional piensa que si bien Zurita es un muy buen poeta es aún joven para recibir este premio, decisión que le quita espacio a escritores importantes del medio a quienes les hubiera correspondido por una cuestión de trayectoria.
El poeta Armando Uribe, otro nominado en la oportunidad, cuestionó también el funcionamiento del Premio Nacional de Literatura en general: "En estos 26 años el Premio Nacional se ha dado sin excepción a personas que están de acuerdo con el gobierno de la época; cosa que no ocurrió en toda la primera etapa hasta antes del golpe de Estado, porque fue otorgado por un jurado constituido por escritores -los que tampoco eran súbditos del gobierno-, a escritores a veces muy críticos en términos culturales y políticos. En cambio ahora, el jurado está compuesto por burócratas".
Y es que sólo en nuestro país un premio de tal categoría se podría entregar a una poetisa como Gabriela Mistral años después que fuera honrada con el Nobel. Sólo en nuestro país los postulantes a un premio de tal categoría deben entregar su currículum vitae a los jurados. Para Uribe "es un acto humillante presentar currículum, lo que demuestra que los jurados de este premio tendrían que ser ignorantes si necesitan conocer por antecedentes quienes serán merecedores de este galardón".
Frente a esta descalificación personal que ha movido hasta ahora la discusión, algunos autores más jóvenes tienen una opinión más templada. Al poeta Tomás Harris le parece muy triste que algunos escritores se echen al bolsillo la obra de un colega. "Raúl Zurita ha escrito tres libros que a mi gusto están dentro de los más significativos de la poesía de los últimos 25 años: "Purgatorio", "Anteparaíso" y "Canto a su amor desaparecido", lo que me parece mérito suficiente. Ahora, creo que todo artista debe mantener una independencia con el poder. Zurita se acercó demasiado a él y eso quema".
Por su parte, su coterráneo Gonzalo Millán confirma que el Premio Nacional debería ser otorgado por los pares como sucede en todas partes del mundo. "Zurita tiene dos obras contundentes, pero es un poeta en formación. Un premio a esta edad puede ser incluso venenoso".
Lo concreto es que Chile tiene un nuevo Premio Nacional y en este carácter se incorpora a la galería que expresa lo mejor del alma creativa. Saque usted sus propias conclusiones.

 

 

publicado en Diario El Sur, año 2000.

 

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