Raúl Zurita
 
 




Humanidad y Naturaleza

Por Roberto Hozven

 

Cuando leo o escucho a Raúl Zurita siempre tengo la impresión de estar asistiendo a un nacimiento, de ser testigo de la emergencia de imaginarias edades de oro en el tiempo o en el espacio. Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio, colección de veintiún ensayos, que van desde dos páginas los más breves a dieciseís el más extenso -creo-, confirma esta impresión.

Desde su primer ensayo, "Dos anotaciones sobre el amor...", Zurita nos convoca a despertarnos del olvido mayor en que hemos echado la trascendencia de nuestra existencia por la vacuidad del consumismo. "Todas las cosas se aman"; "Cada uno de nosotros es más que un yo, es un torrente de difuntos que termina en nuestra ida tal como nosotros terminaremos en los que nos descienden". Esta continuidad del amor a través de la correspondencia del yo con las cosas -explica Zurita- es otro nombre de lo que llamamos tradición. Y la tradición se hace historia abrazando en sus correspondencias a todos los seres, vivos e idos, pero no por eso menos activos y presentes.Desde los desiertos, la cordillera y el Pacífico hasta el evento más trivial y olvidado de nuestra vida personal se entrelazan formando el inmenso amasijo, hecho de humanidad y naturaleza, que llamamos sociedad: conversación heteróclita de todas las cosas entre sí. La sociedad no sólo es naturaleza domesticada por la humanidad sino que la naturaleza es, a su vez, humanidad encarnada, presencia viva de los ojos y pasiones humanas que una vez la rozaron. La naturaleza puede decirnos mucho del hombre, de sus sufrimentos y de sus vicisitudes culturales, a condición de que sea interpretada en sus volúmenes geográficos por la palabra prendida de los grandes poemas, pinturas, esculturas o hasta graffitis de trascendencia mayor.Estas obras de arte son de ayer y de siempre porque "miran, sienten y oyen por los ojos de los que han estado"; porque "corrigen la historia entregándole a un sinnúmero de hombres la posibilidad de un relato redimido". Hoy día, serían nuetros puentes con los sentidos trascendentes que una vez animaron el diálogo de los hombres con su medio y con ellos mismos. Revisemos uno de estos sentidos (americanos) que Zurita vislumbra para nosotros en concepciones deslumbrantes y, a la vez, sobrecogedoras.En su ensayo más extenso, "Poesía y Nuevo Mundo", Zurita se pregunta por el sentido americanista de las visiones poéticas de Trilce (Vallejo), de Altazor (Huidobro) y de Canto general (Neruda). La hipótesis de Zurita no es menos visionaria que los mismos poemas. Estos tres grandes poemas alegorizarían los desencuentros de una lengua (el español, arrancado de su suelo natal y trasplantado a América para nombrar realidades que no crecieron con él) con el trauma de una fractura étnica y cultural (el parcial exterminio de una raza, su subyugación, violencia real y figurada, y su desamparo espiritual subsiguientes a la supresión de sus ideas y creencias) involucrada por la Conquista y la Colonización. Trilce seria el testimonio máximo de "una devastación vuelta a exponer". El cuerpo descoyuntado de su sintaxis, la furia de sus mayúsculas y signos de exclamativos alegorizarían la devastación hecha carne en los cuerpos torturados de los nativos. Frente a esta destrucción del mundo autóctono poetizada por Valejo, poeta mestizo, Altazor construye la natividad de una nueva lengua desintegrando en el español imperial los vicios mentales heredados de España. Huidobro cumpliría así una segunda independencia (esta vez espiritual -la independencia nostalgiada por Andrés Bello), a través de la forja poética, "creacionista", de los patrones mentales de un nuevo castellano, remodelado para el uso futuro de los americanos.

El Canto general, finalmente, en especial "Alturas de Macchu Picchu", apelaría a "un futuro liberado a partir de la reconciliación con el idioma que nos fue impuesto". "Alturas..." construye un cenotafio a la raza y cultura nativa exterminadas. Este homenaje reconcilia "al idioma con las huellas plurales de la tragedia", así como Altazor lo hacía con respecto a la génesis del idioma trasplantado. Esta intervención global tiene la evidencia del huevo de Colón. ¡Cómo no la vimos antes! Así ocurre con todas las visiones mayores; las sentimos inmediatamente nuestras y, en consecuencia, nos las apropiamos ya desde siempre.

 



Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio.
Raúl Zurita
Editorial Andrés Bello, Santiago, 2000
192 págs.

 

En Revista de Libros de El Mercurio. 14 de octubre de 2000.

 


 

 
 

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letras.mysite.com , proyecto patrimonio, RAUL ZURITA: Humanidad y naturaleza. Artículo, por Roberto Hozven. en Revista de Libros de El Mercurio, 14 de octubre de 2000.


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