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ENSAYO................................Monet, Rilke, Rodin. por Jean-Claude Masson

......Nada más atento al objeto que esta técnica. Al igual que los maestros holandeses, los impresionistas se interesaron menos en la lux, la luz emitida por el ojo, privilegiada por los pintores del Sur, que en el lumen, la luz emitida por los objetos. Alpers nos recuerda que a lo largo de su vida, Leonardo estuvo dividido entre estas dos concepciones de la pintura: ventana al mundo o espejo del Universo. ¿Un cuadro debe ser “un substituto” o “una réplica”? ¿El artista debe elegir e imponerse a lo real, o por el contrario, desaparecer ante la Creación? Vinci dudaba entre las dos concepciones, pero Velázquez las fundió y confundió en Las Meninas,una de las obras mas ambiciosas y mas fascinantes de la pintura clásica. Si en algún museo imaginario colgáramos este cuadro entre La Virgen de las rocas, de Leonardo, y la Vista de Delft, de Vermeer, habríamos reunido ante nosotros los tres arquetipos de la pintura occidental.

.......Los holandeses del Gouden Euw (el Siglo de Oro, como en España) supieron aprovechar los descubrimientos de Kepler. El sabio alemán, en efecto, definió a la vista como una pintura: Ut pictura, ita visio. En sus Paralipómenos afirma que “la visión es causada por una pictura de las cosas vistas, formada en la superficie cóncava de la retina”. (Duchamp lo recordará). Mucho antes de la invención de instrumentos ópticos mas perfeccionados (perdón, debí decir “sofisticados” o “performants”), Kepler estableció que la vista deforma. De este modo, dijo de la astronomía lo que Tácito ya había dicho de la astrología: entre la verdad y la mentira, la línea divisoria es extremadamente tenue. En una palabra, quien peca de “impresionismo” es el ojo, y los arquitectos griegos ya lo tomaban en cuenta. Si el Partenón, por ejemplo, nos da una impresión de perfecto equilibrio, de un aplomo y cohesión extremos, se debe a que el plan de Ictinos corrige las ilusiones ópticas, básicamente, con un ligero, imperceptible, engrosamiento de las columnas. De otro modo, el templo de Atenas no estaría derecho ante nuestra vista. Por lo tanto, ¿puede haber algo más Bel, mas “realista”, que el arte de Monet y sus amigos? Contrariamente a la Cosa mentale de los maestros italianos, los impresionistas abogaban por un arte “materialista”.

........Ante nosotras, el mar, cerca del Havre. En el horizonte, deslizándose sobre olas apacibles (quizá sea la bonanza), algunos veleros a la izquierda, y barcos de vapor, a la derecha. Uno de los veleros se aproxima a la costa. El mar y el cielo, al fondo, y el jardín en el primer plano, comparten el espacio. Una balaustrada de madera rodea a la terraza, sin embargo, parece volar directamente sobre el mar, como las casas francas y los palacios otomanos del Bósforo. Salvo que, en este caso, la menor tempestad sumergirá al jardín: sería un bocado para el océano. En la orilla, dos banderines flotan al viento, uno a la izquierda, otro a la derecha. En el jardín, entre macizos de flores de varios colores, erizados de gladiolos, dos parejas: una, de espaldas a nosotros, ocupa sillones de mimbre y parece mirar a la segunda, de pie ante ellos, y parcialmente vuelta hacia nosotros. Los hombres llevan trajes más bien oscuros, las mujeres, vestidos claros -y sombrillas. La pareja de pie (hacia ella se dirige el velero), dialoga. Parece mas joven que la pareja sentada en el primer plano. A la derecha e izquierda de ésta última hay asientos vacíos: ¿están destinados a la pareja que conversa? Es una escena extrañamente familiar, y una de las obras más conmovedoras de Monet. Y nos conmueve aún más el reconocer al personaje femenino de pie, el del largo vestido claro y la sombrilla hecha añicos por el sol: es la figura central de Mujeres en el jardín, Amapolas, Gladìolos y La playa de Trouville.. . Quizá cintas sombrillas en la obra de este artista sean para proteger sus cuadros de sus marejadas de luz. En La terraza a la orilla del mar cerca del Havre (l866), toda la gama de azules, del más oscuro al más pálido, del banderin al mar, del cielo a las flores a ras de tierra, cautiva nuestra mirada como un Eden anclado al pairo. La terraza, por su cuenta, parece flotar en el mar, desprendida de la costa. Fuera de las obras de Renoir, el más sensual, el más tornasolado, el mas ligero y volátil de los impresionistas, no conozco nada más feliz que este cuadro. Azul como Monet.

.......Cuando Monet pintó su Terraza cerca del Havre, Rilke aún no había nacido; sin embargo, los dos murieron el mismo año, en 1926.  El poeta austriaco se estableció en París en 1902, en compañía de su esposa, Clara Westhoff, alumna de Rodin. En esa época, Rilke estaba muy desamparado, como lo demuestran su correspondencia, principalmente con Lou - Andrea Salomé -mentora, amante y alma gemela a la vez-, y sus Diarios de juventud, cuya traducción al francés acabade ser publicada por Philippe Jaccottet. Por lo demás, el mismo Rilke confesó a Rodin: “No vine a verlo sólo para hacer un estudio, sino para preguntarle: ‘ ‘¿cómo debo vivir? Y usted me respondió: trabajando. Lo entiendo. Siento que trabajar es vivir sin morir...“. Sí, pero ¿por que el poeta necesitaba hacerle esta pregunta a un escultor? En apariencia, muchas cosas los alejaban: el origen, la edad, el idioma, la ocupación, el carácter, la actitud ante la vida. Sin embargo, dos hechos pueden ayudamos a entender esa necesidad de Rilke. El primero, un juicio de Musil: ensus comienzos, dijo, la poesía de Rilke era “de porcelana”, en cambio, sus últimas obras son “de mármol”. El segundo, aún más significativo, lo encontramos en la obra misma de Rilke, en un libro desconcertante que condensa su experiencia parisina, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (1919). En forma de diario íntimo, Rilke atribuye sus meditaciones a un joven escritor danés instalado en París. Una palabra define a su alter ego: la ausencia. Las grietas, las carencias, los vacíos caracterizan al personaje; vive en un no - lugar y viene de otro no - lugar. La elección de Dinamarca no sólo alude a la putrefacción del reino de Hamlet: al igual que Rilke, Brigge viene de una especie de no man’s land, y la mención del país de Erik el Rojo nos recuerda cierta didascalia de Ubu rey: “La acción sucede en Polonia, es decir, en ningún lado”.

.......Así, para Rilke, Praga, Munich, Viena, San Petersburgo; Paris, Trieste, Toledo, Sierre, son ciudades fantasmas. Si el poeta repite interminablemente sus nombres es para darles, al fin, una realidad, para que encarnen la vagancia.

.......La lección de los Cuadernos y las Cartas a un joven poeta es que debemos aprender a esculpir nuestro propio ser, a modelar nuestra propia muerte. Por último, uno de los poemas más bellos de Rilke se titula: “Música, respiración de las estatuas”. Lo que lo fascinó, en la blancura de las piedras y mármoles de Rodin, es la mezcla indisoluble de  pureza y dureza. El artista talla al ser en la masa. De igual modo, en sus ulteriores poemas franceses,  Quatrains Valaisans por ejemplo, Rilke verá en el árbol un símil de la experiencia espiritual, de la realidad poética. El árbol es un inmóvil movimiento invisible. El árbol no se mueve, no cambia de lugar -pero se extiende hacia lo alto y lo bajo, conquista sus claridades en la oscuridad, nutre a cada hoja con lo informe. El árbol erige incansablemente una muralla contra el sinsentido, la inanidad, la desesperanza, como lo dice el poema de Paul Celan:

Un pensamiento

a altura de arbol

capta el tono de la luz:

aun hay algo por cantar

 más allá de los hombres.

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Letras.s5.com ; Proyecto Patrimonio ; Ensayo: Monet, Rilke , Rodin. de Jean-Claude Masson, Vuelta, Abril de 1990