[ A ARCHIVO RILKE ]......

ENSAYO................................Monet, Rilke, Rodin. por Jean-Claude Masson

...Los estudios de Rilke sobre Rodin nos confirman lo que la lectura de sus poemas y los Cuadernos nos dejaba entrever. El poeta define a la escultura como la practica artística más completa, “un arte que da mas que la palabra y la imagen, más que la parábola y la apariencia”, un arte “cuya lengua es el cuerpo” y se traduce en actos. Robert Frost, a su vez, escribió: “El acto es el sueño más dulce de la labor”. Si Rodin hubiera leído ese verso, lo habría convertido en su divisa.

Aparte de la influencia del barroco y el realismo flamencos, sobre todo de Meunier, Rodin reconoció muchas veces que su “liberación del academicismo” se debía al descubrimiento del arte de Miguel Angel. Georg Simmel dedicó un notable ensayo a ese encuentro que, a su vez, nos recuerda otro, igualmente decisivo, de William Blake en su obra plástica, con el escultor del Día y la Noche. Para Rodin, los resultados de frecuentar al maestro toscano fueron, en primer lugar, el sentido de la potencia y la elección de temas grandiosos. Pero hay algo más -y fue lo que subyugó a Rilke-: el arte de sorprender el surgimiento del ser. Es, por supuesto, el caso de La mano de Dios, pero también de obras más profanas, como la escultura de pie de Bastian Lepage: suspendido el paso, no sabemos si el personaje va a continuar -0 a vacilar. Por lo demás, ¿camina en realidad o en sueños? Este personaje parece encarnar el verso de Tibulo: “Y los ensueños lúgubres de paso incierto”. La escultura lo sorprendió en la tensión que precede inmediatamente al movimiento, en el instante mismo en que el cerebro va a poner en acción los mandos de los músculos y los nervios. En esa prosa cincelada, escultural, que tánto deleitó a Henry Miller, Elie Faure encontró las palabras justas para definir el arte de Rodin: “una onda muscular”, la vibración de la materia bruta. Y en efecto, dice,

“el movimiento es circular, vivifica todo, pero no sabe donde fijarse. Rodin lo recoge en las cimas que el mismo movimiento genera y, entrando por ellas hacia el centro, hacia el núcleo ardiente a partir del cual se expande, las liga directamente, y ya no percibe, en toda la corteza de la vida, sino el impulso que salta de sus profundidades”.

Hechizado por el genio que nos revela al ser en toda su potencia, Rilke eligió al soneto, poema plástico por excelencia, para evocar al ser amasado en la arcilla: Adán.

Sorprendido

en el flanco abrupto de la catedral,

 al lado de la rosa,

 parece fulminado por la apoteosis

 en la que creyó y de improviso

lo colocó por encima de los otros

se levanta, feliz de durar...

Este texto forma parte de los Nuevos poemas (1903, dedicados “a mi gran amigo Auguste Rodin”, inspirados en distintos trabajos de escultura, arquitectura y pintura. Pero su pasión por la plasticidad está presente desde sus obras de juventud. Por ejemplo, en Los hijos de la noche, leemos:

                     “Nuestra lengua está raída / quisiera excavar cada pa-labra / para describir el surgimiento solar.. .”

.........¿Debe sorprendemos, pues, que el poeta haya deseado convertirse en secretario del escultor, poner en palabras el arte de su maestro? Rodin, como es sabido, tenía una enorme capacidad de trabajo. Pero lo más sorprendente no es la cantidad de obras y esbozos que nos dejó, sino la profundización de un método, la larga paciencia que ponía en juego al ejecutar cada pieza, los diversos ensayos a los que se entregaba antes de elegir el ángulo definitivo. Sin embargo, los pedidos  llegaban sin cesar, no sólo de Francia (desde Niza hasta Calais y Estrasburgo), sino de América Latina: la estatua del presidente Sarmiento para Argentina, la del general Linch para Chile. Es cierto que lo secundaba un excelente grupo de colaboradores, encabezado por Antoine Bourdelle y Camille Claudel, hermana del poeta, alumnos suyos. Poco importa: basta considerar dos obras, La puerta del infierno y Balzac, con sus trabajos pre paratorios, para advertir que Rodin les dedicó el tiempo de varias vidas.

.......El arte es siempre un diálogo con él mismo: en la década de 1880, Rodin comenzó La puerta del infierno, en respuesta a La puerta del paraíso, de Ghiberti, colocada a la entrada del Bautisterio de Florencia. El gigantesco conjunto no fue completamente montado e instalado hasta principios de 1917. El espíritu de esta respuesta nos recuerda otra, La comedia humana, por supuesto, a la Gran Obra de Dante. La historia no sólo prodiga azares funestos: la composición de Balzac, encargo (más tarde rechazado) de la Sociedad de Gentes de Letras gracias a la iniciativa de Zola (de quien Rodin también habría de esculpir los rasgos), data de la misma época. (Tal maestro, tales modelos: Balzac, Hugo, Zola, rivales de Prometeo). La estatua del novelista, expuesta en 1897, provocó el escándalo más grande en los anales de la escultura. Y aún en nuestros días, debemos reconocer que los trabajos preparatorios, siete desnudos de Balzac, son de un realismo sin concesión. Rodin encontró un tema a su medida y al leer el retrato que Lamartine hizo del novelista, ciertas frases debieron parecerle predestinadas. En efecto, Lamartine escribe: “Balzac tenía el rostro de un elemento”, o “Tenía un alma tan grande que cargaba su pesado cuerpo como si nada”. Y es precisamente esa alma la que Rodin, después de haber escudriñado el cuerpo y sus múltiples indicios, nos restituye.

.......Como era su costumbre, no cinceló rasgos, sino limpió la cara, extrajo sus Iíneas de fuerza. Toda el alma del escritor está en esa manera de llevar la cabeza, echada hacia atrás, y como lo observó Rilke, en la caída del manto, de la hopalanda, que disipa toda pesadez, transmutándola en potencia pura. Esto nos trae a la memoria otra poema de Rilke, escrito al contemplar una estatua de Buda en el jardín de Rodin, en Meudon:

 

Parece escuchar. Silencio: un lejano..

Detenemos la respiración y no lo oímos.

Es una estrella. Rodeada de estrellas más

grandes

que no vemos.

Él es todo. ¿De verdad esperamos

que nos vea? ¿Por qué habría de hacerlo?

Y al prosternarnos él permanece lejano

profundo y pesado como un animal...

Miremos bien: la sangre late sordamente en

sus sienes de bronce. Roja como Rodin.

 

 

París, a 7 de febrero de 1990.

Traducción de Conrado Tostado.

 

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Letras.s5.com ; Proyecto Patrimonio ; Ensayo: Monet, Rilke , Rodin. de Jean-Claude Masson, Vuelta, Abril de 1990