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Carlos Trujillo | Autores |



 

texto sobre texto o el hombre lleno de gatos

por jonatan lépiz



la habitación es silenciosa. alguien que no pertenece a su penumbra. pero que presiento y me acomodo bajo su sombra. enciende el equipo de sonido y deja flotar una canción como un paracaídas que desciende en llamas. como un paracaidista que también desciende en llamas. sobre la mesa un libro. gatos que se disuelven en un pozo de agua o un pozo de agua que se transforma en cientos de gatos unidos por una sola línea. que pronto irán a mirar el planeta. que irán a poner sus ojos frente a las cosas. que irán a poner sus ojos como un escenario para las sombras. la canción continúa y puede ser una canción falsa. sonidos que llevan al silencio o un silencio hecho de sonidos que llevan a otros sonidos-silencios que sé de alguna forma todos llevamos dentro.

¿datos prescindibles?
la crítica literaria del siglo veinte llevó a cabo lo que años atrás. en literatura. llevaron a cabo Dostoievski y Nietzsche. la muerte del creador. la muerte del autor. sin embargo nos llegan voces de estos seres que pueblan luces y sombras y como si alguien de improviso colocara una canción muda en el tocadiscos nos llegan sus frecuencias.  Carlos Trujillo poeta nacido en Chile. en 1950. ganador del Premio Pablo Neruda en el año 1991. se desempeña como docente en la Universidad de Villanova . Estados Unidos. donde es el director de estudios de Pos-grado en Estudios Hispánicos y de pronto alguien apaga el tocadiscos y dejan de oírse ciertas voces y quién sabe si fueron ciertas y frente a mí. de nuevo. un libro.

la poesía como proyecto
existen proyectos que se van depurando a lo largo de una vida. otros son plataforma necesaria para la consolidación de otros proyectos. hay algo claro. todo lo que hacemos y lo que no nos va construyendo como seres humanos y termina delineando ese esbozo perpetuo que nunca reconocemos en el espejo. En abril de 1975 en Chiloé se lleva a cabo el inicio de un viaje titánico. si es que no todos los viajes los son. Carlos Trujillo funda lo que pasaría a conocerse como el Taller Literario Aumen. un trabajo en palabras del mismo fundador “realidad aguda e insufrible para los poetas de provincia. La falta de contactos en la capital (donde se cocina todo) es el más grande obstáculo”(1).  hacer poesía desde la periferia.  buscar los tesoros ocultos contra el aparato represivo del poder. de una dictadura que todo lo somete al olvido y a la violencia.  Carlos Trujillo imaginó y le dio vida a un proyecto que trascendió sus propios orígenes y sirvió de escuela. asidero. campo de batalla y se extendió a lo largo y ancho del archipiélago. al sur de Chile.  hacer y vivir la poesía. levantar la voz. reconocerse en la voz de otros. trabajar con la palabra. tender puentes. hacer frente al miedo y a las atrocidades del poder sumado a la ignorancia. fueron algunos de los logros alcanzados por el Taller Literario Aumen desde 1975 hasta 1989.

el combate de la palabra
para los orientales toda palabra es un cosmos. encierra en sí misma el poder de la creación y de la destrucción. no en vano el arte de la espada se homologa al arte de la escritura y no se puede manejar un arma sin dibujar los caracteres sobre la arena. movimiento. palabra. sangre. miedo. temple. siglos antes de que los posestructuralistas lo intuyeran y postularan ya el quijote y Cervantes sabían que estamos atravesados del lenguaje. que el texto de la vida nos limita y nos expande. que el lenguaje es poder y es social y que a través de él se define lo normal o lo anormal. la cordura. o la locura. soñar la palabra no es lo mismo que llevarla tatuada en la piel. la palabra está atravesada y es portadora del poder. para el cristianismo. la palabra está asociada al poder y a la creación. no en vano el acto creador se funda en ella “y Dios dijo: hágase la luz”. y quizá fue la sombra. el lenguaje desata el poder y el poder lo atraviesa y lo redefine. enunciar es limitar y crear a la vez. si la canción que se escucha de fondo tiene razón y a pesar de la libertad el tiempo es poco. si la fe es quebrantada y solo queda el llanto. habrá que construir la vida. algo de vida antes de partir. porque ni los caballos salvajes podrán arrastrarnos. y no en vano soñamos atravesar el horizonte cabalgando sobre ellos.

Roland Barthes acuñó los conceptos de texto de placer y texto de goce. el texto legible y el escribible. el texto de placer es aquel que mantiene una suerte de status quo de la cultura. contenta. aliviana. el texto de goce provoca una ruptura. nos pone en crisis con relación al lenguaje. al orden. es escribible porque el lector lo reconstruye en el acto de la lectura. y este es reconstruido por el texto durante el mismo acto. con los stones de fondo. contemplo el libro frente a mí. texto sobre texto es un texto de goce. un texto que se busca a sí mismo en las intemperies del lenguaje y el lector se descubre en esa intemperie. el lenguaje es una casa en llamas de la que escapamos y a la que necesariamente tenemos que volver porque puede que todo sea invierno.

si Foucault tenía razón y el lenguaje es un mar que nos precede. nos trasciende. y cuya continuación se da en nosotros. entonces somos un animal hecho de límites. limitamos con todo lo que puede ser nombrado. “soy desde el mismo nacimiento. mi propio y más terrible límite”(2) nos dice Trujillo en los primeros versos del libro. yo limito porque soy límite de algo. de alguien. texto sobre texto nos pone de manifiesto que a través de los límites el territorio del ser humano es un territorio compartido. a pesar de la mismicidad de algunos objetos que nos rodean. el territorio que habitamos y compartimos es un descubrimiento constante. una búsqueda. sin embargo si hablamos de territorios hablamos de límites y es esta quizá la condena más grande del ser. la palabra entonces. la palabra. surge la figura del poeta que habita todos los espacios. y debe ser un bastión en la búsqueda de la paz. si toda palabra es un cosmos el poeta la desentraña y es eterna y aciaga su búsqueda porque “la paz debe ser un artículo de primera necesidad. de segunda necesidad. de tercera necesidad”(3). el poeta no es un dios que nombra y crea. es un ser que se aproxima al lenguaje. lo examina. encuentra su pulso. el miedo. reconoce en él su poder e intenta buscar respuestas.

Borges dijo que era la obligación de un ser humano. consciente que el mundo. la vida. carecía de sentido. el buscárselo. aquí se aproximaba a los existencialistas. si la palabra hijo no es hija de la palabra padre. y la palabra padre no es padre de la palabra hijo. más allá del bastardismo del lenguaje. está su significación de vacío. su juego de sombras y en esta tierra sin atracaderos de salvación nos movemos. construimos la esperanza y buscamos un sentido. si todo es signo. el lenguaje nos acerca y no. somos entonces alguien que se contempla escribiendo en varios momentos de su vida y sabe que nunca es el definitivo. “todo es prólogo“(4) dice Trujillo porque somos un boceto inacabado. pero por cuyos trazos luchamos día a día. aunque seamos el río de Heráclito o sean las cosas que nos rodean el río. “este Carlos Trujillo que está ahora aquí. tampoco soy yo completamente”. porque miramos las cosas perplejos y sabemos que las cosas nos espían desde todas las esquinas del lenguaje.

la palabra es la fortaleza y la debilidad. es el espacio que poblamos y en el que limitamos. texto sobre texto es una metapoética. una pregunta abierta. si las hojas caen. cuál es la hoja que habita la hoja que cae. la búsqueda de sentido implica la sospecha de la carencia de respuestas. la sensación de ser prisionero del papel en blanco y del signo que se traza sobre él. porque siempre escribimos preguntando por nosotros. por nuestros límites que somos. por la búsqueda de la paz. del sentido. por la lucha contra el miedo. ese espacio del terror que habita el poder. si la canción a la que he sometido el silencio esta noche es correcta y no es otro artificio. hay ciertas cosas que ya no vuelven y algún día montaremos los caballos salvajes y nos alejaremos del todo. hay un libro sobre la mesa. gatos que se disuelven en un pozo de agua o un pozo de agua que se transforma en cientos de gatos unidos por una sola línea. que pronto irán a mirar el planeta. que irán a poner sus ojos frente a las cosas. pero antes de eso Trujillo nos obsequia un ser hecho de palabras que se cuestiona a sí mismo. un ser que se construye y deconstruye en un acto fundador como el poema que dice.

como para empezar de nuevo
mojo mi cabeza bajo el chorro de agua
y me cambio de nombre

entonces no vuelvo a ser más aquel que fui
soy el que empieza a empinarse
sobre su propio nombre
como un pájaro tímido(5)

texto sobre texto. es un libro que se cierra y se abre sobre la formulación de palabras. es un texto escribible. un texto de goce. es ante todo poesía de y sobre la palabra. sobre los espejismos que nos pueblan. es un acercarse al abismo y preguntar si ese que mira hacia abajo no es el mismo que mira hacia arriba. o si de pronto hay un tercer tipo que todo lo mira y lo escribe. y entonces ¿la mano que escribe es la misma que sostiene el lápiz?. uno se pregunta como dice el texto si más bien “fuimos interminablemente pasajeros/del tren que nunca partió/ nos eternizamos en el mentado lugar de los hechos/ fuimos eternos durmientes sin sombras/”(6). Aquí está el texto. aquí está Trujillo. lo único que no está es una canción falsa que habla de caballos que se disuelven en el horizonte.

 

 

 

(1) trujilloampuero.blogspot.com. “El taller literario Aumen”. 11 de marzo de 2007 

(2) Poema “Mis límites o fronteras personales”

(3) Poema “territorio del poeta”

(4) Poema “Todo es prólogo”

(5) Poema “Bautismo”, en el apartado “Los que no vemos bajo el agua”

(6) Del poema “Trenes y viajes” parte 4

 


 

Poemas de Carlos Trujillo
Texto sobre Texto

(Costa Rica, 2009)

 

 

 MIS LÍMITES O FRONTERAS PERSONALES

Yo limito
Yo limito y por limitar con cada hora
cobijada en mis manos
soy desde el mismo nacimiento
mi propio y más terrible límite

Yo limito

Yo limito con sillas, con mesas,
con bibliotecas, con calles con casas,
con los números telefónicos,
con los R.U.N.
y los R.U.T.,
con las libretas de ahorro,
con las libretas de seguro,
con el mar, con el puerto y los puertos,
con mis costillas por delante
y mis costillas por detrás,
con los cables de alta tensión
y las huellas de labios en los vasos

Yo limito

Yo limito con Bernardo O"Higgins arrancando de Rancagua,
con Manuel Rodríguez vestido de cura
por los cerros de la historia,
con Arturo Prat y su busto mojado por la lluvia
en la Plaza de Castro,
con el dieciocho de Septiembre,
con el Mes de la Patria,
con todos los sesquicentenarios,
aniversarios y demases

Yo limito 

Yo limito con el escapulario que me colgaban del cuello,
y con la imagen de la Virgen del Carmen entre dos oficiales de barba,
y con el Mes de María,
y con los crucifijos oxidados sobre los marcos de las puertas,
y con la salvación eterna
escondiéndose siempre bajo distintos sombreros

Yo limito 

Yo limito con mis suspensores, con mis primeros zapatos;
yo limito con la mañana, con lo que no es la mañana;
con mis ojos y mis orejas;
yo limito con mi olfato y con mi tacto,
con los decretos y los contradecretos,
con las relegaciones y los exilios 

Yo limito con mi fe de bautismo,
con mi certificado de defunción
 

Yo limito con todo y con nada 

Todo en mí hoy es límite 

Cada palabra limita a la siguiente

 

                                                                                    (1981)

 

17

Cada poema tiene su propia historia
Cada mordedura de perro
Cada sentencia

Cada piedra tiene su propia historia
Desconocida siempre
Por el natural desgastamiento de las cosas

Cada marca tiene su ritmo y su principio
Su ir y venir
Envejeciendo
Como la hora en el verde reloj de la esquina

Cada palabra tiene su causa y su término
Su razón
Su prístino objetivo

Hay veces que el silencio
Es una mordedura de perro
Una piedra que no sabe de su historia
Una ola de mar que va y no regresa
Una hora cualquiera
Súbitamente envejecida en una rama
Y sepultada para siempre en el recuerdo
                                                Que ya es bosque                

 

                                                                                                DE: En Bogotá a vuelo de pájaro (1985)

 

 

SOBRE NUESTRA POESÍA

No sé si me conduelo de mí mismo y de mi entera generación por todos esos años de páginas urgentes. Páginas, sin duda, necesarias; imprescindibles, muchas veces. No sé si condolerse sea exactamente la palabra, después de tantos años. Lo cierto es que cuando miro el forado que dejamos atrás, no encuentro más que esa forma de dolor por uno mismo y por los otros que compartieron ese andar.

Cuando recuerdo nuestra poesía de esos años y mucha de los años que siguieron, ardo de furia. Los árboles no nos dejaban ver el bosque, los dolores tan encima de cada uno no permitían ver otros dolores. Nuestra búsqueda ignoraba toda otra búsqueda posible. El mundo se nos volvió espacio reducido, demarcado rígidamente. La historia se redujo al mínimo. La vida se  cargó a cuestas a sí misma y, con ella, a su pesar. Se hizo vieja o niña envejecida antes de aprender a caminar o de intentar su primer sueño. Los límites del silencio fueron marcándose hacia adentro. Los límites del mundo no llegaban más lejos que nuestros pobres ojos empañados. Nuestra escritura se cargó de dolor. De un inmenso dolor. Eso no es nada nuevo en la poesía, podrá decirse. Pero ése fue un dolor sin grandes tonalidades. Nos obligamos a creer que el pensamiento, la imaginación, el vuelo de la idea, el salto hacia otras cumbres, eran algo ajeno a nuestra experiencia diaria; algo que debían evitarse como una ponzoña, que debíamos alejar como una enfermedad contagiosa.

Fue un tiempo en que nadie tenía claro si escribir poesía era crear o lamentar. Muchos de nuestros versos murieron ahogados en su propio océano.

Nos negamos el color, la esperanza, el fruto oloroso. Decir literal contra decir literario. La poesía se nos llenó de cicatrices. Cada libro era parido como un Cristo. Heridas en todos los costados de la página.

Escribimos como si la palabra desconsuelo hubiera sido el consuelo único que podían permitirse el poeta y el cantor. Nosotros censores de nosotros; censuradores de la palabra, censuradores de la idea que pudiera moldearse afuera del paradigma.

Nos negamos el color, la esperanza, el fruto maduro y oloroso, igual como nos fueron negados.

Nunca nos dimos cuenta y caminamos dentro de esa huella que no era ni huella ni paso y creímos carretera sin fin. 

La palabra quietud acabó por calmarse
Completamente pálida
E    x    t    e    n    d    i    d    a
Guardando un cristalino silencio de tumba sin muerto.

 

Dijimos LIBERTAD mientras con mano férrea oprimíamos las libertades del lenguaje. Exigíamos LIBERTAD mientras transformábamos la palabra en una esclava con manos esposadas. Cancerberos y prisioneros de la palabra herida y mutilada.

 

Gritamos aire, aire.
Sólo el aire se oía.
No hubo grito.
No pudimos mirar más que aquella pintura blanquinegra que olvidó los matices y el color
Y hasta el dolor fue igual que la escasa alegría y la esperanza
¿Qué más fue la esperanza que un ave silenciada antes de abrir las alas?
Nada nos permitieron los guardianes de turno
Se nos negó el lenguaje
Palabra atragantada fue la nuestra
Y aprendimos a amarla así en esa miseria.
Lo malo fue que de tanto así verla, de tanto así amarla
Terminamos por conformarnos con esa media lengua que creímos lenguaje.

Nos faltaron palabras
Nos mutilaron los diccionarios
Nos cortaron la lengua
Y nunca percibimos que nuestra palabra era mudez
Que nuestros escritos eran silencio, parcialidad
Inevitable diálogo con la nada.
¿Qué más puede pasar cuando miramos hacia atrás?
¿Cuando volvemos a releer las hojas de esos diecisiete años de hablar mudo
Creyendo que hablábamos con voz?
Esa mudez sonora sirvió para algún tiempo
Hasta que descubrimos que no oíamos nada.
Nuestra palabra viva era palabra en murimiento intenso
Luz titilante a punto de expirar.
Imitamos los códigos.
Cuando otros censuraban las ideas nos-
Otros
Nos au/to/cen/su/rá/ba/mos
Poniéndole cadenas a la libertad del lenguaje y de la forma.
Cuánto temor dedicado a pisotear nuestros atisbos de lenguaje.

 

(Escrito a fines de 1999)

 

 

LA MANO

No es más mano la mano que escribe este poema
Que la mano que no sabe siquiera escribir su nombre
No es más mano
La mano que escribe este poema
Que la mano de quien escribe este poema
Quien no sabe siquiera el nombre de la mano

No es más mano la mano que cree que es un poema lo que escribe
Cuando escribe estas líneas que no saben qué son
Ni estas líneas que no saben qué son
Saben siquiera que una mano las escribe
Como si fueran líneas completamente escritas
Y una mano que sí sabe que es mano
Las ahora mismo estuviera escribiendo
En esta hoja que lees.

 

 

LA PALABRA Y SU PERRO

Para Roberto Castillo
 y Silvana Gambardella

¿Cómo van la palabra y su gato?
¿Cómo van sobre la hoja la palabra y su gato
Ronroneando y mirándose a los ojos
Por los que entra el mundo y se renueva?
¿Cómo van el aire y el tiempo alisando sus pelajes?
¿Cómo van la palabra y su perro?
La palabra que no es ciega va con su perro que olfatea la luz

No hay silencio ni duda que no se muestren por su olor
Sólo hay que olfatear en el lugar preciso -- dice el perro
Y la palabra callejera que todo lo sabe
Asiente y queda un rato en silencio
Como si fuera un perro
Moviendo la cola por si acaso.

 

SOBRE LA ESCRITURA

Como si escribir fuera dejarse llevar por la hoja en blanco
Camino ese valle sin huellas ni marcas ni árboles
Ni montañas ni tejados dormidos
Trazo círculos
Me enredo y desenredo
Confundo otros andares con los míos
O mis pasos con otros
Que nunca han descubierto ni una huella
Ni calle ni voz
Voy y voy, voy y voy
Y a veces vuelvo y vuelvo y vuelvo y voy
Todo se anda igual como se escribe
Es decir ni se escribe ni se anda
Se desescribe y se desanda el desandar escrito
Se desanda la escritura para dar otro paso
Se desvive la vida como una madeja
Demasiado enredada para respirar sola
Sigo la hebra
Como si escribir fuera andar sobre una hebra invisible
Una hebra inubicable en la madeja
Como si este escribir fuera sólo escribir
Me escribo y me creo
Dibujo mis ojos que aprenden a mirar
Mi corazón que muerde sus latidos
Deslizo la palabra sobre la hoja
Como una tenue sombra de pájaro que vuela
Suave trazo la línea de mi oreja
Profundo escucho el mundo que pintan estas líneas

 

 

Carlos Trujillo (1950), poeta y profesor universitario nacido en Castro, Isla de Chiloé, Chile. Fundó el Taller Literario Aumen y la revista del mismo nombre en su ciudad natal y desde entonces ha continuado creando y dirigiendo talleres y revistas literarias en Chile y en los Estados Unidos. Al decir del crítico Iván Carrasco Muñoz, Trujillo “es el fundador de la poesía contemporánea de Chiloé, junto a otros escritores y artistas que realizaron una fecunda labor literaria y cultural durante las décadas del 70 y del 80.” El año 1991 obtuvo el Premio Pablo Neruda otorgado por la fundación homónima. Su poesía ha sido traducida parcialmente al inglés, al italiano, al portugués, al serbio y al ruso y aparece en numerosas antologías en Chile y en el extranjero.

Ha participado en recitales y conferencias sobre poesía en Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, Estados Unidos, Hungría, México, Uruguay, y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Desde hace casi dos décadas ejerce la docencia en la Universidad de Villanova, Estados Unidos, donde actualmente es Director del Programa de Post-grado en Estudios Hispánicos.


 

 

 

 

 

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