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        HÉCTOR HERNÁNDEZ, POETA:
 
          "EL ACTO POLÍTICO MÁS EFECTIVO ES RESTARSE"
         Por Matías Troncoso Carrasco
 
        Publicado en Crónica  Chillán, jueves 27 de julio, 2017
        
        
          
        
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ARTE. El  prolífico autor, de visita en Chillán, habla de su inminente retiro de la  poesía y recuerda a Gonzalo Rojas.
        De los  poetas nacidos post Golpe de Estado, Héctor Hernández Montecinos (Santiago,  1979) es el que, probablemente, ha logrado la obra de mayor trascendencia en un  medio cultural que primero lo invisibilizó y luego terminó por adularlo.
        Desde ayer  se encuentra en Chillán invitado por el Grupo Literario de Ñuble. Ya dio un  taller, que fue conversatorio y también charla, en la casa de Gonzalo Rojas y  visitó la tumba del poeta. Hoy por la tarde, en el Teatro Municipal, estará  presentando su último libro Buenas noches  luciérnagas, suerte de ensayo, novela, manifiesto, arenga o incluso  guerrilla, como el mismo lo define.
        "Lo  que me deja tranquilo del libro es que no estoy yo armando una historia, sino  que es una historia hecha por muchos, con infinidad de voces y se puede leer de  muchas maneras y muy distintas. Es una puesta en escena o un documental en  papel, algo así como un documental pobre", comenta.
        Parte de un  grupo de escritores auto-descubiertos en el taller Balmaceda 1215 a cargo del  poeta y librero Sergio Parra, y denominado a inicios de la década pasada como  la Novísima, el autor de Debajo de la  lengua siente acercarse a un nuevo comienzo, con la llegada de los 40, que  siempre se antecede de una muerte, en su caso, de su propia escritura poética.
        "Creo  que es un buen momento para dar por finalizada mi obra en poesía. Escribí  mucho, traté de dar lo mejor de mí, la entendí como entiendo la vida;  frenéticamente, con muchos errores y algunos aciertos, algunos buenos poemas.  Me retiro, pienso seguir escribiendo eso sí, ensayos, tal vez novelas, pero  haré todo el intento por darme por terminado como poeta. Quisiera llegar a  viejo y contarle a alguien 'cuando joven escribí algunos poemas'", asegura  con total naturalidad Hernández, como si en vez de tener 37 cargara con  bastantes más años.
        El poeta se  declara menos "mochero" que en sus inicios, cuando libró recordadas  peleas epistolares y mediáticas con propios y ajenos. "Para mí la poesía  es juntar, convocar y no separar. Por ejemplo, ya no hago performances que  puedan asustar a alguien, me parece que esa no es la idea y no es lo que yo he  buscado con mi poesía", reflexiona.
        En 2011, en  medio del estallido del movimiento estudiantil -del que escribió mucho antes  que se configurara como tal- Hernández volvió de México para reinstalarse en  Santiago y vivir de cerca aquel momento. Armó una universidad libre donde junto  a otros escritores enseñaban, sobre todo, el valor de la creatividad. Según su  visión, el movimiento no decantó en un verdadero cambio cultural, para lo que  fue parido. Hoy, el premio Pablo Neruda 2009 dice observar, con asombro y algo  de resignación, cómo el neoliberalismo se ha apoderado de los chilenos:  "Frente al bombardeo del mercado, de las tarjetas de crédito y el consumo,  me parece que lo que queda es decir 'no gracias, paso'. El acto político más  efectivo es restarse, tal y cómo están las cosas. Buscar autonomía, no depender  de las grandes corporaciones".
        Acerca de  la importancia de Gonzalo Rojas, Hernández cree que "el campo cultural y  el país han sido injustos con su obra, con reconocerlo y con quererlo. Quizás  es el primero de nuestros poetas al que hay que agradecerle, sin duda, hay una  deuda con él".
        
        ESCRITURA FRENÉTICA
        El poeta y ensayista descubrió la poesía a los 19 años, mientras  estudiando Literatura en la Universidad Católica ingresó a Balmaceda 1215 con  su amiga Paula Ilabaca, donde conoció a Carmen Berenguer y Pedro Lemebel. Un  poema de Héctor Hernández puede alcanzar, con holgura, las 30 o 40 páginas.  Publica todo lo que escribe; de ahí se entiende que su obra complete más de 30  libros publicados, desde el 2000 a la fecha. En 2014 se editó Halo: 19  poetas nacidos en los 90, una antología  de su autoría que reunió a creadores nacidos en democracia concertacionista.  Hernández asegura que publicará un último libro de poemas antes de dejar  ¿definitivamente? el oficio de poeta.
         
        Fotografía de Matías Avila