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Ema Fumante o la Nueva Gog Derrumbada
(Tercera parte de la trilogía Eva en Sodoma):
Fábula en dos actos y ocho cuadros precedidos de un prólogo.

Por Joaquin Mateo Trujillo Silva
(Obra seleccionada de la muestra OFF DE DRAMATURGIA
Publicado por Ediciones del Temple, Santiago 2004, 268 págs)


PROLOGO

En medio de las sombras, aparece el arqueólogo.

EL ARQUEÓLOGO: El mundo ha envejecido. Hasta convertirse en avenidas, las carreteras, ciudades formaron una sola entre ellas: Nueva Gog. No hay más que cemento sobre el cual posar los pies y se tropieza con el mundo completo o, simplemente, con nada. Así es: Los escalones son un registro de la anciana arquitectura. La urbe es eterna en el cielo porque los edificios cruzan la atmósfera. Y este mundo existe, no está por ocurrir, en tanto que de su invisibilidad se nutre para expandirse. Las profecías no ocurren mientras no son pasado y así lo sabe el mundo envejecido: El Mundo de Ema Fumante. La ciudad rebalsada que está aquí.

Una noche apareció el universo ante Nueva Gog. Se apuntaba un asteroide sobre la costra de asfalto. El alcalde mandó sepultar las grietas que recordaban a los ciudadanos la existencia de la Tierra. Mas, finalmente, tuvieron que mirarla, porque el cielo, mientras rotaba, enseñaba al cerebro la daga surcando esa piel que lo mantiene con vida.

Pero el hombre suele olvidar el cosmos como olvida su excremento al dejar la letrina, por lo que pronto la estrella viajante dejó de asustar a la multitud, quedando en el añejo periódico y en las cintas de noticiario como una más de las malas noticias.

¿Quién dijo que Sodoma desapareció con Sodoma? Otra ilusión del que se reencanta del Mundo. ¡Falsos profetas! Está más esparcida que nunca. No es tonta. De los fracasos aprende demasiado.
Ema Fumante también olvidó, y no sólo su muerte inminente, sino, además, que la moda emigra. Ella perpetuaba los peinados de la era Reagan entre muchas otras injerencias del mal gusto, por ello el sólo presenciarla revelaba su entorno y trabajo. De este modo, su vida se denunciaba a cada paso, pero, por suerte, a nadie le interesaba. Por lo mismo todos caminamos salvados por el momento.
Ahora, se verá a Ema llegando al sótano donde permanece su apartamento.


ACTO PRIMERO

CUADRO I

Sala de un departamento en un sótano de Nueva Gog. Papel mural despegado representando grandes ventanales desde donde se ve pequeña una ciudad. El televisor a la izquierda.

EMA: (Entra por la derecha llevando un cigarrillo en la boca.) Ah… Emmanuel no ha reparado el papel mural. ¡Em! ¡Manolo! Es un niño travieso… Debe estar en casa de Raúl.
(Se sienta ante el televisor y continúa fumando en silencio.) Dicen que subirá la cuenta de electricidad… Faltan reservas hidroeléctricas… termoeléctricas. (Revisando un periódico.) Y se desposará Teresa Teriosopolis. Una roca caerá en Diciembre. (Silencio largo.)
Hoy, saliendo a la oficina, apareció un hombre en la vereda de enfrente. Me observó fijamente. Salí de su vista agachando la cabeza… Lo vi doblar una esquina, lo vi desde un balcón rozándome a la salida del subterráneo. Cuando compraba pan para el té, me atendió en la caja y luego pasó a empacar mis compras. Como si esto fuera poco, llegando yo hasta aquí, apareció descendiendo mientras subía las escaleras. ¿Qué querrá? Qué desea ese hombre… (Silencio.) Nada bueno se puede esperar de un hombre que aparece en todo lugar si no se trata de un marido. Me busca. Me encontrará…
(Gruñe.) Necesito que llegue el viernes. (Encendiendo un nuevo cigarrillo.) Pero, para qué. El domingo es el problema. Desearía que no llegase nunca el domingo. El domingo por la tarde.
Emmanuel cree que la vida es un juego, pero la vida no es un juego. Debe aprenderlo antes que se convierta en un hombre. La vida no podría ser un juego. Cualquier cosa menos eso. De otro modo los que no saben que viven, o los que no saben vivir, ganarían el juego (Fuma.)

(Se abre la puerta. Entra Emmanuel. Viste pantalón negro, camiseta roja elasticada, un aro en el lóbulo izquierdo, una cresta en la cabeza nada impresionante. Pasa directamente a la cocina, que se supone a la izquierda.)

EMA: Emmanuel… Em… (Fuma.) Olvidaste reparar el papel mural. Yo no tengo tiempo para hacerlo. No tengo dinero para pagar un maestro.
(Silencio.) Trabajo hasta tarde… Tengo problemas.
EMMANUEL: (Apareciendo.) Me voy.
EMA: Qué.
EMMANUEL: No comiences a preguntar, porque no te voy a contestar.
EMA: Ay, Emmanuel.
EMMANUEL: Tenemos que tocar sin parar.
EMA: ¿Tocar qué? ¿Qué vas a tocar?
EMMANUEL: (Saliendo por la izquierda.) La batería.
EMA: Pero… Puedes tocarla aquí. Puedes invitar a tus amigos. Me dejan todo limpio. Sabes que es ésa la única condición.
EMMANUEL: (Desde afuera.) No…
EMA: …O yo limpio cuando vuelva.
EMMANUEL: (Reingresando.) No…
EMA: Recuerda la vez pasada.
EMMANUEL: (Sobresaltándose.) Ema. Tenemos que tocar. Tengo que cumplir con la nueva banda. Son todos muy buenos. Yo soy el peor, por eso si fallo me sacan.
EMA: Pero… ¿Y Raúl?
EMMANUEL: ¿Raúl?
EMA: ¿No estabas tocando con Raúl?
EMMANUEL: Anda agarrado de una tipa. Cree que la vida es un juego.
EMA: (Apresurándose.) La música es un juego…
(Silencio.)
EMMANUEL: (Con desdén.) Tonta. ¿Piensas que hay que estar tras un escritorio para no estar jugando? ¿Crees, acaso, que tu jefe no te ve como a un juguete? El juguete no juega porque juegan con él.
EMA: Emilio es una persona respetable y culta.
EMMANUEL: Si vas a jugar manda tú. Así lo hago yo.
(Silencio.)
EMA: Tú no mandas a nadie. Imaginas. Sueñas con manejar a los demás… Ello está reservado para las personas rigurosas, no para los vagos. ¿Entiendes? Eres bien leso…
EMMANUEL: (Estacionándose ante ella.) No hables. No sabes. ¿Qué podrías entender?
EMA: (Repentinamente sollozando.) Un día me voy a morir… Te quiero ver…
EMMANUEL: (Interrumpiéndola.) Vas a estar muerta… Ojalá sepultada… ¿Cómo podrías verme?
EMA: (Continuando con un tono lastimoso.) Lleno de remordimientos…
(Silencio. Emmanuel entra en su alcoba.)
EMA: (Secándose las lágrimas.) No te preocupes por el papel mural. (Se pone de pie.) Lo voy a arreglar ahora. Te va a mejorar la panorámica.
(Silencio. Ema se queda observando el papel mural mientras fuma.)
EMMANUEL: Entonces, me voy el viernes.
EMA: (Suplicante.) Ay. Niño… Tenemos un bautizo. Por favor…
EMMANUEL: (Meneando la cabeza.) Ah.
EMA: Em…
EMMANUEL: (Irónico.) Bautizo.
EMA: Tu primo… El hijo de Isabel.
EMMANUEL: ¿Cómo es que todavía se bautiza a los niños?
EMA: ¿Por qué dices eso? La gente tiene sus verdades…
EMMANUEL: Que estúpido…
EMA: (Melancólica.) …Y yo se las respeto.
EMMANUEL: (Resolutorio.) ¿Qué verdades? En diciembre se acabará el mundo.
EMA: Ay… No me lo recuerdes. Mañana tengo que trabajar y necesito calma.
(Suspiros mutuos.)
EMMANUEL: Bautizar: ¿para qué? Si alguna vez tuvo sentido, ya no lo tiene.
EMA: (Creyendo encontrar la clave.) ¿Y tocar? No tienes que tocar. En diciembre no quedará nada, según tú.
EMMANUEL: Quiero disfrutar mientras se pueda.
EMA: Todos vamos a morir, pero no por eso dejamos a un lado nuestras obligaciones.
EMMANUEL: (Furioso.) ¿Quiénes? Todos… Me ves como un extraño entre Todos.
EMA: Todos los que cumplen con su deber.
EMMANUEL: Yo cumplo con mi deber… Mi deber es tocar. No hay otro.
(Silencio.)
EMA: Es un mundo extraño. Vistes como aquellos que piden el sustento ajeno en las calles. Disfrazados de pavos reales. Repletos de cadenas y alambres de púas. No hay sanidad allí. Sólo puede haber una cosa. Persiste y no podrán escapar de ella. Tendrán que dormir. Tendrán que desnudarse para dormir y entonces descubren que del encuentro en los lugares públicos han sido devueltos iguales ante sus camas. Desnudos. Pieles todas semejantes. Igual que un empleado de banco, igual que un militar como estatua de mármol. No son diferentes… Tus amigos no son diferentes. Ni siquiera hacen algo diferente. Todos viven por egoísmo. Sólo por ellos y rindiendo cuentas ante sus propios jefes.
EMMANUEL: Entonces, soy uno como Todos.
EMA: Sí.
EMMANUEL: (Disfrutándolo.) Ah…
(Silencio.)
EMA: Quédate. La ciudad sigue funcionando.
EMMANUEL: ¿Y?
EMA: ¿Y? …Mi gerente decidió que el asteroide no debía afectarnos. Rebelarse ahora no será diferente a haberlo hecho cuando la amenaza no existía. Es que todo sigue funcionando.
EMMANUEL: (Sonriendo.) Sigue…
EMA: Confusa.) Sigo… ¿qué?
EMMANUEL: Por fin hablas como debiste haberlo hecho siempre.
EMA: Em… ¿Qué dices?
EMMANUEL: Pero, pudiste hacerlo antes, cuando todavía quería ser libre.
EMA: (Acongojada.) Eres libre de quedarte.
EMMANUEL: (Frustrado.) No hablo de hoy, hablo de siempre. Pudiste ser siempre así, pero nunca me diste buenas razones.
EMA: Si eras un niño… Es decir… Eres un niño. Los niños no entienden. No existe diferencia, si se les indica qué hacer ordenándoles o explicándoles.
EMMANUEL: (Gritando.) ¡No!
EMA: (Sollozando.) ¿Cómo?
EMMANUEL: Ese fue siempre el problema. Podías ver la diferencia. Y jugabas.
EMA: No… ¿No?
EMMANUEL: Juega ahora si puedes.
(Ema se tapa el rostro con las manos.)
EMMANUEL: Esa es la fórmula con que hoy me ordenas. Pero ya no más.
EMA: La vida no es un juego.
EMMANUEL: Ahora yo me voy.
EMA: Pero: ¿te quedarás a dormir?
(Silencio.)
EMMANUEL: Me iré el viernes (Sale.)
EMA: Ay… Quiero tenerlo en diciembre (Fuma.)

EMA:
Quiero tenerlo en diciembre
cuando todos corran a los brazos,
a los vientres junto a las chimeneas:
Quiero tenerlo para verlo.

Es que si no está,
será un Nuevo Año en soledad.
Si el hombre no acaba
con la ceremonia precisa,
nada hay en toda la prisa,
nada hay tras el cigarro último.
Fumando todo es oscuro
por más que el humo ilumina.

Quiero tenerlo en diciembre.
Tenerle, abrazarle y quererle.

(Silencio - Suena el teléfono. Ema se dispone a contestarlo.)
EMMANUEL: (Cruzando.) Es para mí…

 

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Otros seleccionados en la Muestra Off de Dramaturgia fueron: . Ximena Carrera , Daniela Contreras Bocic , Cristián Figueroa, Jorge Gajardo, Mauricio Ibarra.

 

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Leer: Joaquín Trujillo S. Poesía: "Judas en el Trapecio"
.................................................. .. "El arca subsumida"

 

 


 

 


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(Tercera parte de la trilogía Eva en Sodoma): Fábula en dos actos y ocho cuadros precedidos de un prólogo.
Obra seleccionada de la muestra Off de Dramaturgia,
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